Pufff... Tengo que escribir, aunque sea un post cortito para resumir un poco lo que he hecho durante el tiempo comprendido entre la fecha del último post y hoy. Desgraciadamente ya queda poquísimo para volver a Barcelona, y como comprenderéis no estoy yo para perder demasiado tiempo delante del ordenador. Por cierto, por si no os habéis dado cuenta, he cambiado el color del texto a negro, para que lo leáis más cómodamente.
He ido unas cuantas veces más al karaoke, y ya me he descontado. Cuando acabe los estudios, montaré una cadena de karaoke boxes y otra de restaurantes de okonomiyaki en Barcelona.
A finales de noviembre fui a ver el momiji (arces multicolor, como el país de la abeja Maya, que no es México, aunque se llame Maya) a Arashiyama, Kyoto, y se lo recomiendo a todo el mundo.
A principios de diciembre fui a hacer una visita a Yodobashi Camera, un centro comercial como los que me esperaba encontrar en Japón: tecnología del futuro (presente en Japón), anuncios ruidosos en unos cuantos idiomas (incluso en castellano, pero con asento mehicano), gente gastándose la pasta, sillas de masajes (YO QUIERO UNA DE ESAS!)... He oído que Yodobashi Camera es uno de los lugares donde los japoneses pasan los momentos más felices de sus vidas.
Otro día volví a Kobe con Mathias. En la estación de tren en Osaka vi unos enormes anuncios (pósters gigantes) que me sorprendieron de verdad: ¡anunciaban unos productos cosméticos la marca de los cuales es "T'estimo"! "T'estimo" significa "te quiero" en catalán. Se lo conté a mi host-mother y me dijo que es una marca bastante famosa. Además, días más tarde, vi los anuncios en la tele. Qué gracia. Bueno, pues llegamos, a Kobe y visitamos: el Chinatown, donde compramos té, snacks chinos y demás porquerías; un shotengai oscuro, estrecho y tétrico; el memorial del devastador terremoto que hubo en 1995; un templo budista chino con una máquina expendedora de refrescos en el interior de su recinto y un banco de la Coca Cola para todo aquel cansado de rezar que quiera sentarse.
El día siguiente asistí a un seminario sobre shamisen, un instrumento musical japonés de tres cuerdas imposible de tocar. Estuvo bien, pero pensaba que sería más divertido, más ameno. La posición en que se tiene que estar para tocarlo es muy incómoda, todas las canciones suenan igual, y encima la profesora era un poco señorona. Aunque la verdad es que todavía me encanta, tocado por profesionales.
Un día más tarde estuve en otro seminario, esta vez sobre lengua china, kung fu y tai-chi (o como se escriba). La primera parte fue la que más me interesó (comparación entre el mandarín y el cantonés), pero la segunda tampoco estuvo mal. Ver al profesor chiflado de química concentrado haciendo tai-chi no tiene precio!!!
El día 10 de diciembre fui a una fiesta de navidad con Mathias que mi profesor de inglés oral (Reuben-sensei, canadiense) organizó en su casa. Éramos 3 canadienses, 3 americanos, 2 japoneses, 1 australiano, 1 inglés, 1 austríaco y yo. Fue muy interesante hablar con gente de tantas partes del mundo, y además la comida estaba muy buena (estuvo bien dejar aparte las verduritas y el arrocito, por un día). Además todos tenían unos 25/30 años y eran guays.
El día 12 asistí a una charla sobre el calentamiento global en la universidad de Osaka (lo que se hizo en la universidad fue la charla, no el calentamiento). Fue interesante, pero no sé, yo soy más de letras... Por la tarde fui con unos amigos japoneses de la clase de al lado a jugar a bolos, y fue divertidísimo. Más tarde fuimos a un purikura, luego a cenar a un restaurante y, finalmente, para casa.
El 16 fui por última vez al instituto Ichioka (en Bentenchô), el lugar donde cada viernes iba a clase de japonés. Ese día no hubo clase, y a cambio hicieron una fiesta de año nuevo, donde hubieron canciones japonesas, coreanas y, al final, jenka (me pregunto cómo una cosa tan friki puede ser tan divertida). Luego estuve hablando con Hitomi-sensei, Antonio (un chico madrileño que trabaja en Nova y estudia japonés allí también) y dos otras japas. Mañana día 25 iremos a cenar juntos para celebrar la Navidad.
Por la mañana siguiente me levanté de buen humor, ya que ese día venían los europeos del programa JESEP que viven en la mitad oeste del país a mi instituto. Además, vinieron estudiantes de mi misma edad de muchas partes de Asia: China (para variar), Corea, Afganistán, India, Filipinas... Y ya está, creo. Primero fuimos a visitar el castillo de Osaka (al cual, aunque cueste de creer, todavía no había subido), y la verdad es que no me acuerdo de nada, ya que sólo prestaba atención a las conversaciones que tenía con los amigos europeos que no veía desde agosto (Helene de Finlandia, Georgiana de Rumanía, Eva de Eslovaquia, Mariya de Bulgaria...). Luego fuimos a ver una obra de rakugo por parte de una humorista inglesa que hace 18 años que vive en Osaka, muy divertida. La primera mitad fue en japonés, y la segunda en inglés. Mathias es un crack; sólo lleva cuatro meses estudiando japonés, pero entendió la parte del monólogo recitada en este idioma bastante bien (era un japonés sencillo, sí, pero aun así es sorprendente). Después nos dividimos en grupos y nos pusimos a hablar sobre las diferencias que hay entre Japón y nuestros respectivos países. Luego hubieron varias actuaciones (Hlin, de Islandia, tocando la flauta travesera; una chica china tocando un instrumento de su país parecido al violín; una danza coreana por parte de unas chicas del instituto Sumiyoshi). Finalmente hubo tiempo libre para hablar con todo el mundo, hasta que tuvieron que marcharse.
El viernes pasado fue mi último día como estudiante del instituto Otemae. No me puedo creer que ya no tenga que quitarme los zapatos nunca más antes de entrar al colegio; ni que no tenga que llevar uniforme; ni que nunca más tenga que hacer una reverencia al profesor antes de cada clase; ni que no pueda ir con mis compañeros a tocar la trompeta; ni que no pueda ver nunca más el castillo de Osaka y Kyobashi juntos desde una biblioteca; ni que no tenga que barrer el aula; ni que no pueda quejarme junto a Mathias de nuestro frío obento... Fue muy triste decir adiós a los compañeros de clase, Miyuki incluso se puso a llorar. Tanto profesores, como compañeros de clase, como compañeros de trompeta, me hicieron muchos regalos, entre ellos un montón de dedicatorias. Agh, no es que el Valldemossa no me guste, pero es que no sé, no quiero volver... Bueno, todavía quedaré con unos amigos de mi clase para ir a jugar a bolos y con unos amigos de la clase de al lado para ir al karaoke.
Y nada, el 26 de diciembre a Hiroshima. Iré con Mathias y el profesor de koten (japonés clásico) en Shinkansen, y allí quedaremos con Georgiana (rumana) y una amiga suya llamada Kerry (neozelandesa). Cuando vuelva intentaré colgar la 4.ª entrega de fotos en la Naniwa Gallery, pero no prometo que pueda postear.
Feliz Navidad a todo el mundo.
Molt bon Nadal a tothom.
Sergi
PD. Vaya, al final sí que he escrito un ladrillo.
24 de desembre, 2006
26 de novembre, 2006
Japoneses y chinos. Definitivamente NO son iguales.
Ya sé que no es normal en mí actualizar después de tan poco tiempo de la última actualización, pero es que me gustaría explicaros un poco mi experiencia como host-brother en una casa que no es la mía y en un país que no es el mío.
Pero antes de eso, y por si no os habíais dado cuenta, comunico que he cambiado el aspecto al bloj. Lo he hecho porque considero que el otro quedaba un poco cutre, sin líneas que delimitaran la información del perfil, los links y los posts, con la fecha a tamaño gigante, con el fondo de un color verde chillón... Bueno, un tono verdito sí que le quedaría bien, pero más discreto, como el color que tengo puesto ahora. Por cierto, ¿qué és? ¿Azúl? ¿Gris? [Editado: lo he vuelto a cambiar, ya que quedaba muy soso. Mejor así. :)]
Bueno, allá vamos.
Todo empezó el domingo. Era ya de noche (tal vez las 6 de la tarde), y estaba paseando por el shotengai de Sembayashi. Entré en un todo a cien (yens), y me puse a mirar cosas varias. Patatas fritas con sabor a gamba, objetos navideños, papel para hacer origami... Hasta aquí normal. Cuando llegué a la sección de libros, encontré una estantería llena de diccionarios. "Wow, diccionarios a 105 yens", pensé. "Ostras, mañana viene el chino. Oh, mira, un diccionario chino-japonés. Enga, si tiene lista de frases útiles me lo compro. Y si no, también." Efectivamente, tenía una lista de frases básicas en chino, así que no dudé y me lo compré. Aquella noche Tamiko me enseñó como pronunciar la frase que tenía intención de aprenderme: 我是从西班牙来的 (wǒ shì cóng Xībānyá lái de). Significa "vengo de España", y es una frase que posiblemente no aprendes hasta hacer cuarto o quinto curso de chino, dada la dificultad del idioma.
Así pues, estuve la mañana siguiente en la biblioteca del instituto practicando la dichosa frase, y no paré hasta que la pude decir con fluidez. Creo que la bibliotecaria se pensó que me había atragantado con algo, pero bueno, es igual. La hora de la penúltima clase del día la pasamos primero en diversas aulas hablando sobre unos seminarios de diciembre y, después, en el gimnasio del instituto, donde por fin vimos a los chinos. Tenían unos ojos muy pequeños y alargados, eran bajitos, y hablaban de una manera muy graciosa. Primero hizo un discurso el excelentísimo señor director del instituto Otemae. El pobre hombre hizo el esfuerzo de recitar la mayor parte del discurso en chino mandarín, cosa que provocó la carcajada de todos los alumnos, y de algún que otro profesor que no se pudo contener. Seguidamente, le tocó el turno al señor chino. Hablaba de una manera que parecía estar cabreado, y ya podía estarlo, con 1000 japos, un barcelonés y un tirolés riéndose en sus morros. Es gracioso oír a un japonés imitando a un chino, por cierto. Según Mathias, "el chino no es una lengua muy adecuada para cabrearse, ya que lo único que provoca es eso: risa". A mí, personalmente, me parece lo mismo. Cuando oigo una canción en chino, o una conversación entre nativos, o a extrangeros hablándolo correctamente, lo que me despierta es la curiosidad y la admiración. Ahora, en momentos de furia... Mejor hablar en alemán o en ruso. Bueno, a Mathias no le gusta de ninguna de las maneras, pero vaya, en el tema del enfado estoy de acuerdo.
Bien, después de la presentación, tuvimos clase, y en mi caso, de judo. Gorrila nos estuvo pegando la bronca durante un buen rato por reírnos de la lengua de nuestros invitados. Pero qué quería, ¿que nos ahogáramos? En fin, la postura de las horribles broncas (seiza) me sirvió como preparación para la postura de la hermosa ceremonia del té (seiza también).
Después de clase (por fin), fui al aula donde los chinos estaban esperando a sus host-brothers/sisters. Mi chino se llamaba Lín Chángjiǔ (林長久), pero en casa le llamábamos Xiǎolín, que sería parecido al japonés Lín-chan o al castellano Linito o Linín. Es curioso que "Xiǎolín", en hanzi ("letras chinas"), se escribe "小林". Esto en japonés se lee Kobayashi, y es un apellido. Por cierto, Xiǎolín no sabía japonés, y el inglés lo hablaba más bien poco. Fue dificilísimo entendernos... Es que de hecho no sabía ni los nombres de las ciudades en japonés. Hasta que no las escribí, no entendió las palabras Tokyo ni Osaka. Me dijo, "ah, no, se llaman Dōngjīng y Dàbǎn". Por supuesto. Al cabo de un rato, cansado ya de hablar mediante una libreta, las chinas (sólo habían dos chicos chinos), se acercaron para hablar conmigo y averiguar de dónde era. Me pareció muy acertada la manera como me lo preguntaron. Los japoneses, si ven que tienes ojos y nariz grandes, te preguntan, en el mejor de los casos, "¿de dónde eres?". En un peor caso (y muy común, desgraciadamente) te preguntan "¿eres americano?", cosa que me da mucha rabia. Pero es que en el peor de los casos dan por supuesto que eres americano. En cambio, la mayoría de las chinas me preguntaron "¿eres japonés?". Me pareció la forma más adecuada de formular la pregunta. Me alegro de que tengan la buena costumbre de no asociar aspecto físico con procedencia. Los japoneses suelen ser menos delicados en este tema. De hecho, puedo contar la anécdota de un día que fui a un Starbucks y conseguí poner al dependiente en una situación un poco incómoda.
-Un caramel macchiatto, por favor. (en japonés)
-Quieres algo más? (en inglés)
-Perdón? (en japonés)
-Quieres algo más? (en inglés)
-Ah, perdón, es que no hablo inglés. (en japonés)
-Ahm, errr, perdón, hmm!!! (en japonés, pero con la cara roja, no amarilla)
Me supo un poco mal, ya que sé que lo hacía con buena intención. Pero mi intención también es buena, ya que sólo quiero que la gente no dé por supuesto que sé hablar inglés, o que no sé hablar japonés, sólo porque tengo aspecto occidental. De la misma manera que no me gusta que la gente dé por supuesto que una persona con ojos alargados, nariz pequeña y piel clara viene de China.
Bueno, pues nada, les dije que no era japonés, y les recité la frasecilla que me había aprendido. Primero me daba un poco de vergüenza, así que no intenté pronunciarlo como Tamiko me había enseñado, ya que me sentía raro, y la pronuncié de una manera cómoda para mí. Desgraciadamente no me entendieron, y me desanimé un poco, así que me esforcé un poco más e intenté hacerlo correctamente, a riesgo de que los japos se me rieran. Entonces me alegré al ver que esta vez sí me habían entendido, y me preguntaron primero "do you speak Chinese?" (por quedar bien, supongo), y luego estuvimos hablando de varios temas, como el viaje que estaban haciendo, cuándo vine, cuándo me voy, porqué vine, de qué parte de China son ellos, etc. Y la frase que más me emocionó: "hablas inglés muy bien!". No me emocionó por el significado, sinó por la pregunta en sí. Todavía no he conocido a un japonés que me lo haya dicho... Y es que todos dan por supuesto que hablamos inglés, aunque en realidad lo hayamos aprendido en la escuela como ellos. Realmente me creó una muy buena imagen de China. Sé que estos estudiantes fueron seleccionados entre otros para venir aquí, que pasaron un examen, entrevista, etc, y que por lo tanto no serán paletos incultos y cerrados de mente (a no ser que vayan enchufados, que no lo parecía), pero no pude evitar crear en mi mente una imagen buena generalizada de los chinos. Realmente estos intercambios sirven para mejorar las relaciones entre los jóvenes de diferentes países. Creo que el odio que hay entre Japón y China cada vez irá a menos.
Por cierto, antes de presentarnos todos, una amiga japonesa malvada me hizo un examen. "A ver si sabes decir quién es japonés y quién chino", dijo. Pues sólo fallé con una chica, que dije que era china aunque resultó ser japonesa. Pero bueno, es que en muchos casos es difícil distinguirlos, incluso para ellos.
Bueno, pues fuimos entonces a hacer dos actividades. La primera fue shodo (caligrafía). Qué pena que dábamos los no-chinos... A mí me salían churros en vez de kanjis, pero es que la caligrafía de los estudiantes japoneses presentes en ese aula tampoco era para tirar cohetes. No sé exactamente durante cuánto tiempo la habrán estudiado, pero la verdad es que, comparada con la de los chinos, la caligrafía de los japoneses dejaba bastante que desear, sinceramente. Eso sí, los chinos escriben muy muy despacio.
Seguidamente asistimos a la ceremonia del té. Era mi segunda vez, y ya sabía, por experiencia, que duele com un mal esperit. Eso sí, los profesores nos esperaban fuera de pie mientras a nosotros se nos gangrenaban ambas piernas. Aunque la verdad es que lo repetiría, ya que estuvo muy bien. Las pastitas estaban muy buenas (los dulces japoneses me encantan), y el té me gustó más que el de Saitama. Además, mientras que en Saitama éramos 29 europeos, unos 15 japoneses y estábamos todos callados, aquí en Osaka éramos 12 chinos, 11 japoneses y yo, y no parábamos de hablar. Los chinos los que más. Me enseñaron a decir el equivalente al japonés "itai!" (literalmente "¡doloroso!"), y a decir "¡por favor, servid más deprisa!" (ya que las chicas que sirven el té se lo toman con muuucha calma, que para algo es una ceremonia típica japonesa). Por supuesto ya no me acuerdo de cómo se dice cada expresión, pero tampoco me importa demasiado. Fue muy divertido, y por supuesto al final nadie se podía levantar del dolor. Incluso los japoneses, que aunque son japoneses, no se sientan en la posición seiza a no ser que sea necesario (son raros, pero no tontos).
Pues nada, los japoneses y yo volvimos a casa con nuestros respectivos chinos. A Xiǎolín y a mí nos costó entendernos, pero al final pudimos hacernos amigos. Se ve que viene de la región que de Jiangsu, y que sus padres son campesinos. Realmente es una persona admirable, ya que, aunque tiene que ayudar a sus padres con el trabajo (son una familia pobre, según lo que me contó después Tamiko), ha seguido estudiando duro (al contrario que muchos amigos suyos) y se ha ganado este viaje. Espero que entre en una buena universidad, se saque una buena carrera y consiga un trabajo que le guste y le dé dinero, porque la verdad es que se lo merece. Y que pueda crear una dirección de correo electrónico, también.
Mientras hablábamos (cosa fea en un metro japonés, pero que se aguanten por un día), llegamos a la estación de Sembayashi-Omiya, y después de andar tres minutitos, llegamos a casa, donde nos esperaba Tamiko con su envidiable chino. Qué grande, no sé cómo alguien puede ser capaz de aprender una lengua así, me parece una labor imposible... Primero estuvimos comiendo pastelitos, bebiendo té y charlando. No sé qué debían pensar al verme con mis ojos más abiertos de lo normal mientras les escuchaba hablar... Tamiko me iba traduciendo todo lo que decían, así que no había ningún problema. En fin, al cabo de un rato, fuimos a cenar.
Cenamos takoyaki, karaage, gambas rebozadas, etc. Todo esto mientras Norito y yo nos preguntábamos el uno al otro inútilmente "¿pero qué hablan estos?", refiriéndonos a su madre y a nuestro invitado. Como si hablaran en chino (lo tenía que decir, perdón). En un momento dado, Tamiko se pone a reír. "Ya está", pienso. "Ya no puede aguantar más la risa que le produce oír el idioma de Xiǎolín." Pero qué va, no era por eso. Se ve que no se había enterado de dónde soy. Es más, ¡se ve que pensaba que soy hijo de Tamiko! Y es verdad, creo que no se lo había contado. :P Que mala persona que soy.
En fin, la cena se acabó, charlamos un rato más, y finalmente volvimos cada uno a nuestras respectivas habitaciones a descansar.
El martes llegué al instituto más pronto de lo normal, y además con Manayo (nunca voy con ella, ya que sale de casa muy pronto para practicar kendo, como ya dije). Acompañé a Xiǎolín a una sala, donde ya habían dos chinas y dos japas esperando a los demás. Y nada, charlamos un poco de cómo había ido la noche anterior, intentamos decir el trabalenguas chino 十是十 y nos fuimos a clase (los japos y yo) y los chinos de compras con los profesores.
Destaco, aunque no tenga nada que ver con los chinos, la clase de voleybol. Era la primera vez que asistía a esta asignatura con esta nueva clase, y todo el mundo, al verme con el uniforme, ha exclamado: "kakkoii!!!". Por supuesto lo que era tan guay/guapo no era yo, que con ese uniforme verde parece que vaya de camuflaje al país de... ...yo que sé, del color verde. ¿Irlanda? Bah, qué más da. Se referían al nombre que hay escrito en mi uniforme: Sergi. Todos ellos tienen el apellido escrito en kanji ("letras chinas") y de forma vertical, y los nombres escritos "en inglés" (como ellos dicen), les parecen más guays. Mirad, otro ejemplo de la relación que tienen metida en la cabeza de occidental=inglés/americano... Pero bueno, supongo que si en Barcelona cojo a alguien de la calle (no me refiero a alguien que no tiene casa, aunque que también valdría), le enseño un texto en japonés y le pregunto qué idioma es, me dirá que es chino, probablemente, así que tampoco es tan raro.
A las 17.00, quedé con los estudiantes japoneses que tenían host-brother/sister chino/a, y nos dirigimos caminando hacia la zona de Osaka Business Park, donde está el hotel donde cenamos. Por cierto, es uno de los hoteles más caros de Osaka y no tuvimos que pagar nada, se siente. Durante el camino estuve charlando con una chica japonesa que el año pasado estuvo en Wisconsin estudiando (todo el año) y con una chica que estuvo en Australia tres semanas, pero que habla el inglés sorprendentemente bien. Así pues, tienen un carácter mucho más abierto que las japonesas normales de su edad. Salió el tema de los trabalenguas japoneses (a partir del trabalenguas chino comentado en este mismo post), y reímos mucho.
Llegamos al hotel y nos dirigimos chino chano hacia el lugar donde la cena tendría lugar. Allí había muchos chinos, igual que en su país, y muchos japoneses (de otras escuelas). Los alumnos del Ohtemae, con nuestros respectivos chinos, ocupamos tres de las mesas. Me tocó en el lugar ideal: una mesa redonda enmedio de la sala y un asiento perfectamente encarado al escenario. A mi derecha tenía a Xiǎolín, y a mi izquierda una chica china, muy simpática y que hablaba un inglés realmente envidiable. Me dijo "mi nombre chino es Gōng Zéxī, y mi nombre inglés, Chelsea". Después de recordar victoria del Barça en la gran final de la Champions League de la temporada pasada, pensé, "¿nombre inglés? ¿Cómorl?". No sé por qué no se lo pregunté, ya que me quedé con la duda de qué es exactamente. ¿Alguien lo sabe? ¿Es un nombre que eligen ellos mismos porque les gusta, o simplemente cada nombre chino tiene asignado un equivalente en inglés? Porque es que luego se ve que todos tenían nombre inglés menos Xiǎolín... Bueno, esta chica es de Guìzhōu, y según la wikipedia:
Es una de las regiones más pobres de China y una de las más lluviosas: 270 días de lluvia al año. Un 60% de la población es analfabeta y una tercera parte de sus pueblos no disponen de comunicación por carretera.
o_____O No lo sabía hasta que he buscado información en la Wikipedia hoy... Aunque de hecho, me contó que su padre hace seis años que está trabajando en Estados Unidos, y no creo que sea por gusto...
Bueno, antes de empezar a cenar, hubieron diversos discursos, tanto por parte de chinos como de japoneses. Volvió a hablar el director de mi instituto, esta vez en japonés (por qué será), también el chino ese que parecía que estuviese enfadado, unas alumnas japonesas, entre otros. Además de los discursos, un japo de unos 50 años cantó una canción en chino, sin música ni nada, cosa que provocó carcajadas incluso en los más serios. Por supuesto, todos los discursos estaban traducidos al japonés y al chino. ¿Podéis imaginar la sensación que tenía en un momento y lugar como ese? Estaba en un hotel de lujo de Osaka, en un encuentro entre japoneses y chinos de 16/17 años, y además entendiendo los discursos que recitaban en japonés bastante bien. Después de tres años de estudiar japonés, pensaba que no sabía nada... Ahora veo que no es que fuese tonto, sinó que sólo me faltaba un poco de práctica. :')
La cena en sí estuvo bastante bien, ya que comimos platos tanto japoneses como chinos. Además, mientras cenábamos, hubieron diversas actuaciones. La que más me gustó fue una danza uigur (véase región autónoma de Xīnjiāng), de un estilo más árabe que chino. No sé, me pareció muy curiosa, y rompía con todos los estereotipos de danza china que alguien puede tener. Porque de hecho, cuando pensamos en China, pensamos en la cultura de los han, sin tener en cuenta que hay muchas otras etnias importantes en el estado como los mongoles, los tibetanos o los mismos uigures. Otras actuaciones por parte de chinos a destacar fueron una canción china interpretada con un violín y un baile chino por parte de una mujer que parecía de goma. Y mis queridos japoneses... Bueno, hicieron diversas actuaciones relacionadas con el streetdance, que no tenían nada que ver con la cultura tradicional del país al que representaban, pero bueno, que estuvo bien de todas formas.
Como ya he dicho, durante la cena estuve hablando básicamente con Chelsea. Me contó entonces que ella también había vivido en Estados Unidos, desde que era un bebé hasta que tenía tres años, aunque había nacido en China. Quizás por eso habla tan bien el idioma. Ella dice que cuando lo empezó a estudiar no recordaba nada, pero no sé, la mente humana es muy complicada, así que quién sabe si tenía la estructura y la pronunciación de la lengua ya metidas en la cabeza. No me acuerdo muy bien de la mayoría de los temas de que hablamos, pero recuerdo que me contó que en China el deporte más popular es el básquet, que efectivamente es raro encontrar a alguien que no sepa jugar al ping pong, y que quiere ser abogada. Lo que recuerdo perfectamente es que fue una charla muy agradable, así que ya está bien.
Antes de volver para casa, estuve haciendo algunos videos entrevistando a chinos y japos, haciendo fotos de todos y haciéndome fotos con todos (a ver, no iba a salir yo solo en las fotos, lógicamente).
Finalmente nos despedimos ( :'( ) y volvimos, los estudiantes japoneses, a casa. No es justo que sólo estuviésemos dos días con ellos... Me pareció como si me hubiesen puesto una piruleta en la boca y me la hubiesen quitado justo después de notar su dulce sabor. Y es que dos días es lo justo para hacerte amigo de alguien y querer empezar a conocerle... Aunque, todo sea dicho, con sólo dos días pude aprender mucho de ellos.
Por cierto, saliendo de la sala, un japonés de unos 45 años me preguntó si era mongol o uighur. X'DDDD Le dije que naranjas de la china, y me estuve riendo durante un buen rato, igual que mis compañeras del Otemae.
En fin, nada más que añadir. Ah sí, que el jueves fui otra vez al karaoke, esta vez con Mathias y con una amiga de 3.º, Tomoko. ¡Me encanta! Lo echaré de menos en Barcelona.
¡Hasta la próxima!
PD. Creo que este es el post más largo que he escrito hasta ahora. Y quizás también el más detallado. Si sois capaces de leerlo entero, ¡felicidades! Y muchas gracias. ;-)
PD2. He colgado las fotos del encuentro China-Japón en la tercera entrega de la Naniwa Gallery. Las podéis ver pinchando aquí.
Pero antes de eso, y por si no os habíais dado cuenta, comunico que he cambiado el aspecto al bloj. Lo he hecho porque considero que el otro quedaba un poco cutre, sin líneas que delimitaran la información del perfil, los links y los posts, con la fecha a tamaño gigante, con el fondo de un color verde chillón... Bueno, un tono verdito sí que le quedaría bien, pero más discreto, como el color que tengo puesto ahora. Por cierto, ¿qué és? ¿Azúl? ¿Gris? [Editado: lo he vuelto a cambiar, ya que quedaba muy soso. Mejor así. :)]
Bueno, allá vamos.
Todo empezó el domingo. Era ya de noche (tal vez las 6 de la tarde), y estaba paseando por el shotengai de Sembayashi. Entré en un todo a cien (yens), y me puse a mirar cosas varias. Patatas fritas con sabor a gamba, objetos navideños, papel para hacer origami... Hasta aquí normal. Cuando llegué a la sección de libros, encontré una estantería llena de diccionarios. "Wow, diccionarios a 105 yens", pensé. "Ostras, mañana viene el chino. Oh, mira, un diccionario chino-japonés. Enga, si tiene lista de frases útiles me lo compro. Y si no, también." Efectivamente, tenía una lista de frases básicas en chino, así que no dudé y me lo compré. Aquella noche Tamiko me enseñó como pronunciar la frase que tenía intención de aprenderme: 我是从西班牙来的 (wǒ shì cóng Xībānyá lái de). Significa "vengo de España", y es una frase que posiblemente no aprendes hasta hacer cuarto o quinto curso de chino, dada la dificultad del idioma.
Así pues, estuve la mañana siguiente en la biblioteca del instituto practicando la dichosa frase, y no paré hasta que la pude decir con fluidez. Creo que la bibliotecaria se pensó que me había atragantado con algo, pero bueno, es igual. La hora de la penúltima clase del día la pasamos primero en diversas aulas hablando sobre unos seminarios de diciembre y, después, en el gimnasio del instituto, donde por fin vimos a los chinos. Tenían unos ojos muy pequeños y alargados, eran bajitos, y hablaban de una manera muy graciosa. Primero hizo un discurso el excelentísimo señor director del instituto Otemae. El pobre hombre hizo el esfuerzo de recitar la mayor parte del discurso en chino mandarín, cosa que provocó la carcajada de todos los alumnos, y de algún que otro profesor que no se pudo contener. Seguidamente, le tocó el turno al señor chino. Hablaba de una manera que parecía estar cabreado, y ya podía estarlo, con 1000 japos, un barcelonés y un tirolés riéndose en sus morros. Es gracioso oír a un japonés imitando a un chino, por cierto. Según Mathias, "el chino no es una lengua muy adecuada para cabrearse, ya que lo único que provoca es eso: risa". A mí, personalmente, me parece lo mismo. Cuando oigo una canción en chino, o una conversación entre nativos, o a extrangeros hablándolo correctamente, lo que me despierta es la curiosidad y la admiración. Ahora, en momentos de furia... Mejor hablar en alemán o en ruso. Bueno, a Mathias no le gusta de ninguna de las maneras, pero vaya, en el tema del enfado estoy de acuerdo.
Bien, después de la presentación, tuvimos clase, y en mi caso, de judo. Gorrila nos estuvo pegando la bronca durante un buen rato por reírnos de la lengua de nuestros invitados. Pero qué quería, ¿que nos ahogáramos? En fin, la postura de las horribles broncas (seiza) me sirvió como preparación para la postura de la hermosa ceremonia del té (seiza también).
Después de clase (por fin), fui al aula donde los chinos estaban esperando a sus host-brothers/sisters. Mi chino se llamaba Lín Chángjiǔ (林長久), pero en casa le llamábamos Xiǎolín, que sería parecido al japonés Lín-chan o al castellano Linito o Linín. Es curioso que "Xiǎolín", en hanzi ("letras chinas"), se escribe "小林". Esto en japonés se lee Kobayashi, y es un apellido. Por cierto, Xiǎolín no sabía japonés, y el inglés lo hablaba más bien poco. Fue dificilísimo entendernos... Es que de hecho no sabía ni los nombres de las ciudades en japonés. Hasta que no las escribí, no entendió las palabras Tokyo ni Osaka. Me dijo, "ah, no, se llaman Dōngjīng y Dàbǎn". Por supuesto. Al cabo de un rato, cansado ya de hablar mediante una libreta, las chinas (sólo habían dos chicos chinos), se acercaron para hablar conmigo y averiguar de dónde era. Me pareció muy acertada la manera como me lo preguntaron. Los japoneses, si ven que tienes ojos y nariz grandes, te preguntan, en el mejor de los casos, "¿de dónde eres?". En un peor caso (y muy común, desgraciadamente) te preguntan "¿eres americano?", cosa que me da mucha rabia. Pero es que en el peor de los casos dan por supuesto que eres americano. En cambio, la mayoría de las chinas me preguntaron "¿eres japonés?". Me pareció la forma más adecuada de formular la pregunta. Me alegro de que tengan la buena costumbre de no asociar aspecto físico con procedencia. Los japoneses suelen ser menos delicados en este tema. De hecho, puedo contar la anécdota de un día que fui a un Starbucks y conseguí poner al dependiente en una situación un poco incómoda.
-Un caramel macchiatto, por favor. (en japonés)
-Quieres algo más? (en inglés)
-Perdón? (en japonés)
-Quieres algo más? (en inglés)
-Ah, perdón, es que no hablo inglés. (en japonés)
-Ahm, errr, perdón, hmm!!! (en japonés, pero con la cara roja, no amarilla)
Me supo un poco mal, ya que sé que lo hacía con buena intención. Pero mi intención también es buena, ya que sólo quiero que la gente no dé por supuesto que sé hablar inglés, o que no sé hablar japonés, sólo porque tengo aspecto occidental. De la misma manera que no me gusta que la gente dé por supuesto que una persona con ojos alargados, nariz pequeña y piel clara viene de China.
Bueno, pues nada, les dije que no era japonés, y les recité la frasecilla que me había aprendido. Primero me daba un poco de vergüenza, así que no intenté pronunciarlo como Tamiko me había enseñado, ya que me sentía raro, y la pronuncié de una manera cómoda para mí. Desgraciadamente no me entendieron, y me desanimé un poco, así que me esforcé un poco más e intenté hacerlo correctamente, a riesgo de que los japos se me rieran. Entonces me alegré al ver que esta vez sí me habían entendido, y me preguntaron primero "do you speak Chinese?" (por quedar bien, supongo), y luego estuvimos hablando de varios temas, como el viaje que estaban haciendo, cuándo vine, cuándo me voy, porqué vine, de qué parte de China son ellos, etc. Y la frase que más me emocionó: "hablas inglés muy bien!". No me emocionó por el significado, sinó por la pregunta en sí. Todavía no he conocido a un japonés que me lo haya dicho... Y es que todos dan por supuesto que hablamos inglés, aunque en realidad lo hayamos aprendido en la escuela como ellos. Realmente me creó una muy buena imagen de China. Sé que estos estudiantes fueron seleccionados entre otros para venir aquí, que pasaron un examen, entrevista, etc, y que por lo tanto no serán paletos incultos y cerrados de mente (a no ser que vayan enchufados, que no lo parecía), pero no pude evitar crear en mi mente una imagen buena generalizada de los chinos. Realmente estos intercambios sirven para mejorar las relaciones entre los jóvenes de diferentes países. Creo que el odio que hay entre Japón y China cada vez irá a menos.
Por cierto, antes de presentarnos todos, una amiga japonesa malvada me hizo un examen. "A ver si sabes decir quién es japonés y quién chino", dijo. Pues sólo fallé con una chica, que dije que era china aunque resultó ser japonesa. Pero bueno, es que en muchos casos es difícil distinguirlos, incluso para ellos.
Bueno, pues fuimos entonces a hacer dos actividades. La primera fue shodo (caligrafía). Qué pena que dábamos los no-chinos... A mí me salían churros en vez de kanjis, pero es que la caligrafía de los estudiantes japoneses presentes en ese aula tampoco era para tirar cohetes. No sé exactamente durante cuánto tiempo la habrán estudiado, pero la verdad es que, comparada con la de los chinos, la caligrafía de los japoneses dejaba bastante que desear, sinceramente. Eso sí, los chinos escriben muy muy despacio.
Seguidamente asistimos a la ceremonia del té. Era mi segunda vez, y ya sabía, por experiencia, que duele com un mal esperit. Eso sí, los profesores nos esperaban fuera de pie mientras a nosotros se nos gangrenaban ambas piernas. Aunque la verdad es que lo repetiría, ya que estuvo muy bien. Las pastitas estaban muy buenas (los dulces japoneses me encantan), y el té me gustó más que el de Saitama. Además, mientras que en Saitama éramos 29 europeos, unos 15 japoneses y estábamos todos callados, aquí en Osaka éramos 12 chinos, 11 japoneses y yo, y no parábamos de hablar. Los chinos los que más. Me enseñaron a decir el equivalente al japonés "itai!" (literalmente "¡doloroso!"), y a decir "¡por favor, servid más deprisa!" (ya que las chicas que sirven el té se lo toman con muuucha calma, que para algo es una ceremonia típica japonesa). Por supuesto ya no me acuerdo de cómo se dice cada expresión, pero tampoco me importa demasiado. Fue muy divertido, y por supuesto al final nadie se podía levantar del dolor. Incluso los japoneses, que aunque son japoneses, no se sientan en la posición seiza a no ser que sea necesario (son raros, pero no tontos).
Pues nada, los japoneses y yo volvimos a casa con nuestros respectivos chinos. A Xiǎolín y a mí nos costó entendernos, pero al final pudimos hacernos amigos. Se ve que viene de la región que de Jiangsu, y que sus padres son campesinos. Realmente es una persona admirable, ya que, aunque tiene que ayudar a sus padres con el trabajo (son una familia pobre, según lo que me contó después Tamiko), ha seguido estudiando duro (al contrario que muchos amigos suyos) y se ha ganado este viaje. Espero que entre en una buena universidad, se saque una buena carrera y consiga un trabajo que le guste y le dé dinero, porque la verdad es que se lo merece. Y que pueda crear una dirección de correo electrónico, también.
Mientras hablábamos (cosa fea en un metro japonés, pero que se aguanten por un día), llegamos a la estación de Sembayashi-Omiya, y después de andar tres minutitos, llegamos a casa, donde nos esperaba Tamiko con su envidiable chino. Qué grande, no sé cómo alguien puede ser capaz de aprender una lengua así, me parece una labor imposible... Primero estuvimos comiendo pastelitos, bebiendo té y charlando. No sé qué debían pensar al verme con mis ojos más abiertos de lo normal mientras les escuchaba hablar... Tamiko me iba traduciendo todo lo que decían, así que no había ningún problema. En fin, al cabo de un rato, fuimos a cenar.
Cenamos takoyaki, karaage, gambas rebozadas, etc. Todo esto mientras Norito y yo nos preguntábamos el uno al otro inútilmente "¿pero qué hablan estos?", refiriéndonos a su madre y a nuestro invitado. Como si hablaran en chino (lo tenía que decir, perdón). En un momento dado, Tamiko se pone a reír. "Ya está", pienso. "Ya no puede aguantar más la risa que le produce oír el idioma de Xiǎolín." Pero qué va, no era por eso. Se ve que no se había enterado de dónde soy. Es más, ¡se ve que pensaba que soy hijo de Tamiko! Y es verdad, creo que no se lo había contado. :P Que mala persona que soy.
En fin, la cena se acabó, charlamos un rato más, y finalmente volvimos cada uno a nuestras respectivas habitaciones a descansar.
El martes llegué al instituto más pronto de lo normal, y además con Manayo (nunca voy con ella, ya que sale de casa muy pronto para practicar kendo, como ya dije). Acompañé a Xiǎolín a una sala, donde ya habían dos chinas y dos japas esperando a los demás. Y nada, charlamos un poco de cómo había ido la noche anterior, intentamos decir el trabalenguas chino 十是十 y nos fuimos a clase (los japos y yo) y los chinos de compras con los profesores.
Destaco, aunque no tenga nada que ver con los chinos, la clase de voleybol. Era la primera vez que asistía a esta asignatura con esta nueva clase, y todo el mundo, al verme con el uniforme, ha exclamado: "kakkoii!!!". Por supuesto lo que era tan guay/guapo no era yo, que con ese uniforme verde parece que vaya de camuflaje al país de... ...yo que sé, del color verde. ¿Irlanda? Bah, qué más da. Se referían al nombre que hay escrito en mi uniforme: Sergi. Todos ellos tienen el apellido escrito en kanji ("letras chinas") y de forma vertical, y los nombres escritos "en inglés" (como ellos dicen), les parecen más guays. Mirad, otro ejemplo de la relación que tienen metida en la cabeza de occidental=inglés/americano... Pero bueno, supongo que si en Barcelona cojo a alguien de la calle (no me refiero a alguien que no tiene casa, aunque que también valdría), le enseño un texto en japonés y le pregunto qué idioma es, me dirá que es chino, probablemente, así que tampoco es tan raro.
A las 17.00, quedé con los estudiantes japoneses que tenían host-brother/sister chino/a, y nos dirigimos caminando hacia la zona de Osaka Business Park, donde está el hotel donde cenamos. Por cierto, es uno de los hoteles más caros de Osaka y no tuvimos que pagar nada, se siente. Durante el camino estuve charlando con una chica japonesa que el año pasado estuvo en Wisconsin estudiando (todo el año) y con una chica que estuvo en Australia tres semanas, pero que habla el inglés sorprendentemente bien. Así pues, tienen un carácter mucho más abierto que las japonesas normales de su edad. Salió el tema de los trabalenguas japoneses (a partir del trabalenguas chino comentado en este mismo post), y reímos mucho.
Llegamos al hotel y nos dirigimos chino chano hacia el lugar donde la cena tendría lugar. Allí había muchos chinos, igual que en su país, y muchos japoneses (de otras escuelas). Los alumnos del Ohtemae, con nuestros respectivos chinos, ocupamos tres de las mesas. Me tocó en el lugar ideal: una mesa redonda enmedio de la sala y un asiento perfectamente encarado al escenario. A mi derecha tenía a Xiǎolín, y a mi izquierda una chica china, muy simpática y que hablaba un inglés realmente envidiable. Me dijo "mi nombre chino es Gōng Zéxī, y mi nombre inglés, Chelsea". Después de recordar victoria del Barça en la gran final de la Champions League de la temporada pasada, pensé, "¿nombre inglés? ¿Cómorl?". No sé por qué no se lo pregunté, ya que me quedé con la duda de qué es exactamente. ¿Alguien lo sabe? ¿Es un nombre que eligen ellos mismos porque les gusta, o simplemente cada nombre chino tiene asignado un equivalente en inglés? Porque es que luego se ve que todos tenían nombre inglés menos Xiǎolín... Bueno, esta chica es de Guìzhōu, y según la wikipedia:
Es una de las regiones más pobres de China y una de las más lluviosas: 270 días de lluvia al año. Un 60% de la población es analfabeta y una tercera parte de sus pueblos no disponen de comunicación por carretera.
o_____O No lo sabía hasta que he buscado información en la Wikipedia hoy... Aunque de hecho, me contó que su padre hace seis años que está trabajando en Estados Unidos, y no creo que sea por gusto...
Bueno, antes de empezar a cenar, hubieron diversos discursos, tanto por parte de chinos como de japoneses. Volvió a hablar el director de mi instituto, esta vez en japonés (por qué será), también el chino ese que parecía que estuviese enfadado, unas alumnas japonesas, entre otros. Además de los discursos, un japo de unos 50 años cantó una canción en chino, sin música ni nada, cosa que provocó carcajadas incluso en los más serios. Por supuesto, todos los discursos estaban traducidos al japonés y al chino. ¿Podéis imaginar la sensación que tenía en un momento y lugar como ese? Estaba en un hotel de lujo de Osaka, en un encuentro entre japoneses y chinos de 16/17 años, y además entendiendo los discursos que recitaban en japonés bastante bien. Después de tres años de estudiar japonés, pensaba que no sabía nada... Ahora veo que no es que fuese tonto, sinó que sólo me faltaba un poco de práctica. :')
La cena en sí estuvo bastante bien, ya que comimos platos tanto japoneses como chinos. Además, mientras cenábamos, hubieron diversas actuaciones. La que más me gustó fue una danza uigur (véase región autónoma de Xīnjiāng), de un estilo más árabe que chino. No sé, me pareció muy curiosa, y rompía con todos los estereotipos de danza china que alguien puede tener. Porque de hecho, cuando pensamos en China, pensamos en la cultura de los han, sin tener en cuenta que hay muchas otras etnias importantes en el estado como los mongoles, los tibetanos o los mismos uigures. Otras actuaciones por parte de chinos a destacar fueron una canción china interpretada con un violín y un baile chino por parte de una mujer que parecía de goma. Y mis queridos japoneses... Bueno, hicieron diversas actuaciones relacionadas con el streetdance, que no tenían nada que ver con la cultura tradicional del país al que representaban, pero bueno, que estuvo bien de todas formas.
Como ya he dicho, durante la cena estuve hablando básicamente con Chelsea. Me contó entonces que ella también había vivido en Estados Unidos, desde que era un bebé hasta que tenía tres años, aunque había nacido en China. Quizás por eso habla tan bien el idioma. Ella dice que cuando lo empezó a estudiar no recordaba nada, pero no sé, la mente humana es muy complicada, así que quién sabe si tenía la estructura y la pronunciación de la lengua ya metidas en la cabeza. No me acuerdo muy bien de la mayoría de los temas de que hablamos, pero recuerdo que me contó que en China el deporte más popular es el básquet, que efectivamente es raro encontrar a alguien que no sepa jugar al ping pong, y que quiere ser abogada. Lo que recuerdo perfectamente es que fue una charla muy agradable, así que ya está bien.
Antes de volver para casa, estuve haciendo algunos videos entrevistando a chinos y japos, haciendo fotos de todos y haciéndome fotos con todos (a ver, no iba a salir yo solo en las fotos, lógicamente).
Finalmente nos despedimos ( :'( ) y volvimos, los estudiantes japoneses, a casa. No es justo que sólo estuviésemos dos días con ellos... Me pareció como si me hubiesen puesto una piruleta en la boca y me la hubiesen quitado justo después de notar su dulce sabor. Y es que dos días es lo justo para hacerte amigo de alguien y querer empezar a conocerle... Aunque, todo sea dicho, con sólo dos días pude aprender mucho de ellos.
Por cierto, saliendo de la sala, un japonés de unos 45 años me preguntó si era mongol o uighur. X'DDDD Le dije que naranjas de la china, y me estuve riendo durante un buen rato, igual que mis compañeras del Otemae.
En fin, nada más que añadir. Ah sí, que el jueves fui otra vez al karaoke, esta vez con Mathias y con una amiga de 3.º, Tomoko. ¡Me encanta! Lo echaré de menos en Barcelona.
¡Hasta la próxima!
PD. Creo que este es el post más largo que he escrito hasta ahora. Y quizás también el más detallado. Si sois capaces de leerlo entero, ¡felicidades! Y muchas gracias. ;-)
PD2. He colgado las fotos del encuentro China-Japón en la tercera entrega de la Naniwa Gallery. Las podéis ver pinchando aquí.
19 de novembre, 2006
Ya instalado en Omiya
Podéis estar orgullosos de mí. Hoy actualizo sin que buchan me lo pida.
Pues nada, no actualicé hace poco porque, principalmente, estuve tres días malo. Esta vez la excusa es buena.
Como ya conté, cambié de familia. Me mudé al distrito de Asahi, al barrio de Oomiya (o Ohmiya, o Omiya, o Ômiya, o 大宮, como queráis). La familia nueva es muy maja, el perro ya se ha acostumbrado a mis enormes ojos y sólo me ladra cuando se aburre, pero bueno, no sólo a mí, a los Matsumoto también.
Bueno, el día después del traslado, es decir, el sábado de hace dos semanas, Tamiko (mi host-mother) me llevó a ver un campeonato de kendô, donde participaba mi host-sister Manayo con el equipo del instituto. No pasaron ni a la segunda fase, pero bueno, fue interesante ver como se pegaban con las espadas esas de bambú llamadas shinai. Bueno, en Osaka se llaman seehen, por supuesto (chiste malo). El domingo, Kinichi, mi host-father, nos llevó a Norito (mi host-brother), a su primo y a mí a Universal Studios Japan. No tiene nada que ver con Port Aventura. En este Universal Studios, el tema principal es el cine de Hollywood, y hay diversos tipos de atracciones, desde montañas rusas (muy flojas, por cierto), hasta espectáculos (como obras de teatro pero con efectos especiales). Fue muy interesante, aunque hay dos puntos que no acabé de entender:
·Si tenemos en cuenta que era día 5 de noviembre, ¿por qué estaba todo el mundo vestido de Papá Noel, por qué no paraban de sonar canciones horrorosas (comerciales) navideñas y por qué todos los trabajadores iban diciendo Merry Christmas?
·¿Por qué en los vídeos que te muestran lo que no está permitido hacer en las atracciones (comer, fumar), el sujeto que rompe las reglas es siempre occidental? ¿No sería creíble que fuese japonés?
En fin, la semana siguiente fue normal, sin ningún punto resaltable. En el fin de semana fui con Mathias al Senbayashi Shôtengai, donde pudimos escuchar tanto como quisimos el himno del centro comercial. Mathias lo odia, pero a mí me gusta. Podéis escuchar la melodía (aunque no las voces de los cantantes) clickando en este link. Es una canción que está todo el rato sonando, pero a mi no me cansa. En este shôtengai (larguísimo) hay muchas tiendecitas y de todos los tipos, y todo es extremadamente barato. Además, el okonomiyaki que venden en un puesto que hay por ahí enmedio está muy rico. Bueno, eso fue el domingo.
El sábado quedé, sin haberlo planeado, con Akebono, Xeno, Aoki, Aural y Mash, a quienes conozco a través del foro Espacio Japón. Ya conocía a los tres primeros ya que, aunque viven en Madrid, el año pasado vinieron a hacer el examen de japonés "Nôken" a Barcelona, porque hasta este año, en España sólo se hacía en esta ciudad. Con Mash, que es un japonés que ha vivido en Barcelona unos cuantos años, ya había hablado vía msn y vía teléfono, pero nunca le había visto en persona. Y a Aural sólo le conocía de haber leído algún post suyo por el foro, y la verdad es que me sorprendió. En el foro me pareció una mujer seria, pero que va, reímos mucho gracias a ella. Bueno, pues estuvimos paseando un rato por Namba y Shinsaibashi, y fuimos a cenar. Yo me lo pasé muy bien, y creo que los demás también.
La semanita escolar siguiente también fue normal, hasta que llegamos al viernes. Ese día por la tarde fuimos, Mathias y yo, a ver una obra de bunraku con nuestro profesor de japonés clásico (koten). En realidad no asistimos a sus clases, pero bueno, es igual. Este buen hombre nos invitó, y estuvimos 4 horitas, con media hora de descanso, viendo a los muñecos y esuchando la música de shamisen. No sé cómo se llaman los muñecos esos en castellano, perdón, pero en catalán se llaman titelles y en inglés puppets. A ver, fue más interesante que el teatro noh, pero qué queréis que os diga, no me acabó de gustar del todo. Además, teníamos un pinganillo que nos iba traduciendo al inglés lo que decían (¡increíble, en inglés británico, no americano!). De hecho, ni los propios japoneses lo entienden del todo, ya que está en japonés antiguo.
El día siguiente, uséase, ayer, fui por primera vez a un karaoke. Paulina nos envió un email a Mathias, a Hlin, a Polona (la eslovena) y a mí proponiéndonoslo, y aceptamos enseguida. Todos excepto Polona, que todavía no ha "podido" quedar con nosotros aquí en Osaka, pero a mí me da totalmente igual, ya que en Saitama no hablaba con nadie, se limitaba a mostrar cuánto japonés sabía y ya está. En el email, Paulina nos dijo que tendríamos que decirle a algún amigo japonés que nos acompañara, ya que solos no nos dejarían entrar (o algo por el estilo). Y yo, aunque sólo llevaba una semana y media en la nueva clase, se lo propuse a Saori, una chica de mi clase. Pensé en ella porque en clase de música me dijo que le gustaba cantar, y además está en el club de inglés (y lo habla bastante bien). Cuando le dije que vendrían Mathias, Hlin y Paulina, le dije de qué países eran y le dije que entre nosotros hablábamos en inglés, se le pusieron los ojos como los de un europeo. Así pues, estuvo encantada de venir, y además invitó a dos amigas suyas, Kei y Nanae. El karaoke ha sido una de las actividades más divertidas que hemos hecho aquí en Japón, y los demás europeos que vinieron estuvieron de acuerdo conmigo en repetir la experiencia pronto. Cantamos canciones varias... Querían que yo cantara una canción de Julio Iglesias, pero les dije que naranjas de la China. Entonces me propusieron cantar una canción de Ricky Martin (que mala leche, dicen primero Julio Iglesias y luego Ricky Martin), y bueno, pues acepté. Hlin también la cantó, ya que, aunque no tiene ni papa de castellano, lo estudió durante tres meses en el instituto, así que sabe pronunciarlo, y además conocía la canción. Mathias cantó también una canción en alemán, Amadeus. No lo entiendo. ¿Por qué se pronuncia Amadeas y no Amadois, si en alemán eu es oi? Bah, es igual. Hlin y Paulina no encontraron ninguna canción en sus idiomas, así que nos quedamos con las ganas de oírles cantar alguna canción que no fuese en inglés (o castellano, en el caso de Hlin).
Aparte, remarco mi inicio en el mundo del enka, un tipo de canción triste japonesa. Me encanta. :P Canté dos canciones, una canción que me pasó Miguel/Robo (Funa uta / 舟唄) y otra que Pol/Fujimaki me pasó (Banba no Chûtarô / 番場の忠太郎). De la primera no os pongo el vídeo que hay en Youtube, ya que no me gusta como Aki Yashiro canta en ese vídeo. Luego pensé que quizás cantar una canción de Yoko Nagayama era pasarse, así que dejé el enka en esas dos canciones. También canté una canción china como pude, y luego, pues lo típico, Elvis Presley (fácil de cantar, por cierto), Elton John, los Beatles, La Puerta de Alcalá... Ay no, esta última no estaba. Las japas cantaron muchas canciones japas, que me parecieron todas iguales, pero bueno, estaban bien. Y no sé, no me acuerdo, la mayoría de canciones las cantamos entre dos o tres personas. Remarco el Oh happy day, canción de la cual acabábamos de tener un examen en el instituto, así que Saori, Nanae, Kei, Mathias y yo aprovechamos para cantarla, ahora que todavía la teníamos en la cabeza. Fueron tres horas y media de karaoke, que en absoluto nos cansaron. Todos queríamos más, pero no teníamos más tiempo. Otro día hay que volver.
Y nada, aquí estoy, actualizando que es gerundio. Mañana toca instituto, pero será un día más interesante de lo normal. Me explico, mañana vienen 12 chinos de Shanghai al instituto (10 chicas y 2 chicos, no sé por qué), y precisamente uno de ellos pasará la noche en la casa donde estoy ahora. Es decir, que seré el host-brother de un chino aquí en Japón. Tiene gracia, ¿verdad?. XD Como Manayo tiene que ir al club de kendô a practicar, me tocará a mí llevar al chino a casa (cosa que me parece perfecto), y el día siguiente, ir con él a una comida en uno de los hoteles más caros de Osaka. Manayo no puede ir porque tiene kendô. ¿¡Pero es que no se da cuenta que eso no es vivir, ir al colegio a las 7 de la mañana para practicar, y luego por la tarde practicar también!? ¡Y eso todos los días, sábados y domingos incluídos! Bueno, mejor para mí. Me he aprendido unas frases y palabras básicas en chino mandarín (aunque ellos vienen de Shanghai), y bueno, a la comida sólo asistirán chinos, host-brothers/sisters y algunos profesores. Y todos con ojos rasgados menos yo, claro. Espero que sepan inglés o japonés... En casa es igual, ya que Tamiko sabe chino.
Pues aquí acabo el post, invitándoos a que paséis por la Naniwa Gallery, la galería de imágenes donde tengo colgadas algunas fotos, y que actualicé ayer mismo.
Zài jiàn!
Sergi
Pues nada, no actualicé hace poco porque, principalmente, estuve tres días malo. Esta vez la excusa es buena.
Como ya conté, cambié de familia. Me mudé al distrito de Asahi, al barrio de Oomiya (o Ohmiya, o Omiya, o Ômiya, o 大宮, como queráis). La familia nueva es muy maja, el perro ya se ha acostumbrado a mis enormes ojos y sólo me ladra cuando se aburre, pero bueno, no sólo a mí, a los Matsumoto también.
Bueno, el día después del traslado, es decir, el sábado de hace dos semanas, Tamiko (mi host-mother) me llevó a ver un campeonato de kendô, donde participaba mi host-sister Manayo con el equipo del instituto. No pasaron ni a la segunda fase, pero bueno, fue interesante ver como se pegaban con las espadas esas de bambú llamadas shinai. Bueno, en Osaka se llaman seehen, por supuesto (chiste malo). El domingo, Kinichi, mi host-father, nos llevó a Norito (mi host-brother), a su primo y a mí a Universal Studios Japan. No tiene nada que ver con Port Aventura. En este Universal Studios, el tema principal es el cine de Hollywood, y hay diversos tipos de atracciones, desde montañas rusas (muy flojas, por cierto), hasta espectáculos (como obras de teatro pero con efectos especiales). Fue muy interesante, aunque hay dos puntos que no acabé de entender:
·Si tenemos en cuenta que era día 5 de noviembre, ¿por qué estaba todo el mundo vestido de Papá Noel, por qué no paraban de sonar canciones horrorosas (comerciales) navideñas y por qué todos los trabajadores iban diciendo Merry Christmas?
·¿Por qué en los vídeos que te muestran lo que no está permitido hacer en las atracciones (comer, fumar), el sujeto que rompe las reglas es siempre occidental? ¿No sería creíble que fuese japonés?
En fin, la semana siguiente fue normal, sin ningún punto resaltable. En el fin de semana fui con Mathias al Senbayashi Shôtengai, donde pudimos escuchar tanto como quisimos el himno del centro comercial. Mathias lo odia, pero a mí me gusta. Podéis escuchar la melodía (aunque no las voces de los cantantes) clickando en este link. Es una canción que está todo el rato sonando, pero a mi no me cansa. En este shôtengai (larguísimo) hay muchas tiendecitas y de todos los tipos, y todo es extremadamente barato. Además, el okonomiyaki que venden en un puesto que hay por ahí enmedio está muy rico. Bueno, eso fue el domingo.
El sábado quedé, sin haberlo planeado, con Akebono, Xeno, Aoki, Aural y Mash, a quienes conozco a través del foro Espacio Japón. Ya conocía a los tres primeros ya que, aunque viven en Madrid, el año pasado vinieron a hacer el examen de japonés "Nôken" a Barcelona, porque hasta este año, en España sólo se hacía en esta ciudad. Con Mash, que es un japonés que ha vivido en Barcelona unos cuantos años, ya había hablado vía msn y vía teléfono, pero nunca le había visto en persona. Y a Aural sólo le conocía de haber leído algún post suyo por el foro, y la verdad es que me sorprendió. En el foro me pareció una mujer seria, pero que va, reímos mucho gracias a ella. Bueno, pues estuvimos paseando un rato por Namba y Shinsaibashi, y fuimos a cenar. Yo me lo pasé muy bien, y creo que los demás también.
La semanita escolar siguiente también fue normal, hasta que llegamos al viernes. Ese día por la tarde fuimos, Mathias y yo, a ver una obra de bunraku con nuestro profesor de japonés clásico (koten). En realidad no asistimos a sus clases, pero bueno, es igual. Este buen hombre nos invitó, y estuvimos 4 horitas, con media hora de descanso, viendo a los muñecos y esuchando la música de shamisen. No sé cómo se llaman los muñecos esos en castellano, perdón, pero en catalán se llaman titelles y en inglés puppets. A ver, fue más interesante que el teatro noh, pero qué queréis que os diga, no me acabó de gustar del todo. Además, teníamos un pinganillo que nos iba traduciendo al inglés lo que decían (¡increíble, en inglés británico, no americano!). De hecho, ni los propios japoneses lo entienden del todo, ya que está en japonés antiguo.
El día siguiente, uséase, ayer, fui por primera vez a un karaoke. Paulina nos envió un email a Mathias, a Hlin, a Polona (la eslovena) y a mí proponiéndonoslo, y aceptamos enseguida. Todos excepto Polona, que todavía no ha "podido" quedar con nosotros aquí en Osaka, pero a mí me da totalmente igual, ya que en Saitama no hablaba con nadie, se limitaba a mostrar cuánto japonés sabía y ya está. En el email, Paulina nos dijo que tendríamos que decirle a algún amigo japonés que nos acompañara, ya que solos no nos dejarían entrar (o algo por el estilo). Y yo, aunque sólo llevaba una semana y media en la nueva clase, se lo propuse a Saori, una chica de mi clase. Pensé en ella porque en clase de música me dijo que le gustaba cantar, y además está en el club de inglés (y lo habla bastante bien). Cuando le dije que vendrían Mathias, Hlin y Paulina, le dije de qué países eran y le dije que entre nosotros hablábamos en inglés, se le pusieron los ojos como los de un europeo. Así pues, estuvo encantada de venir, y además invitó a dos amigas suyas, Kei y Nanae. El karaoke ha sido una de las actividades más divertidas que hemos hecho aquí en Japón, y los demás europeos que vinieron estuvieron de acuerdo conmigo en repetir la experiencia pronto. Cantamos canciones varias... Querían que yo cantara una canción de Julio Iglesias, pero les dije que naranjas de la China. Entonces me propusieron cantar una canción de Ricky Martin (que mala leche, dicen primero Julio Iglesias y luego Ricky Martin), y bueno, pues acepté. Hlin también la cantó, ya que, aunque no tiene ni papa de castellano, lo estudió durante tres meses en el instituto, así que sabe pronunciarlo, y además conocía la canción. Mathias cantó también una canción en alemán, Amadeus. No lo entiendo. ¿Por qué se pronuncia Amadeas y no Amadois, si en alemán eu es oi? Bah, es igual. Hlin y Paulina no encontraron ninguna canción en sus idiomas, así que nos quedamos con las ganas de oírles cantar alguna canción que no fuese en inglés (o castellano, en el caso de Hlin).
Aparte, remarco mi inicio en el mundo del enka, un tipo de canción triste japonesa. Me encanta. :P Canté dos canciones, una canción que me pasó Miguel/Robo (Funa uta / 舟唄) y otra que Pol/Fujimaki me pasó (Banba no Chûtarô / 番場の忠太郎). De la primera no os pongo el vídeo que hay en Youtube, ya que no me gusta como Aki Yashiro canta en ese vídeo. Luego pensé que quizás cantar una canción de Yoko Nagayama era pasarse, así que dejé el enka en esas dos canciones. También canté una canción china como pude, y luego, pues lo típico, Elvis Presley (fácil de cantar, por cierto), Elton John, los Beatles, La Puerta de Alcalá... Ay no, esta última no estaba. Las japas cantaron muchas canciones japas, que me parecieron todas iguales, pero bueno, estaban bien. Y no sé, no me acuerdo, la mayoría de canciones las cantamos entre dos o tres personas. Remarco el Oh happy day, canción de la cual acabábamos de tener un examen en el instituto, así que Saori, Nanae, Kei, Mathias y yo aprovechamos para cantarla, ahora que todavía la teníamos en la cabeza. Fueron tres horas y media de karaoke, que en absoluto nos cansaron. Todos queríamos más, pero no teníamos más tiempo. Otro día hay que volver.
Y nada, aquí estoy, actualizando que es gerundio. Mañana toca instituto, pero será un día más interesante de lo normal. Me explico, mañana vienen 12 chinos de Shanghai al instituto (10 chicas y 2 chicos, no sé por qué), y precisamente uno de ellos pasará la noche en la casa donde estoy ahora. Es decir, que seré el host-brother de un chino aquí en Japón. Tiene gracia, ¿verdad?. XD Como Manayo tiene que ir al club de kendô a practicar, me tocará a mí llevar al chino a casa (cosa que me parece perfecto), y el día siguiente, ir con él a una comida en uno de los hoteles más caros de Osaka. Manayo no puede ir porque tiene kendô. ¿¡Pero es que no se da cuenta que eso no es vivir, ir al colegio a las 7 de la mañana para practicar, y luego por la tarde practicar también!? ¡Y eso todos los días, sábados y domingos incluídos! Bueno, mejor para mí. Me he aprendido unas frases y palabras básicas en chino mandarín (aunque ellos vienen de Shanghai), y bueno, a la comida sólo asistirán chinos, host-brothers/sisters y algunos profesores. Y todos con ojos rasgados menos yo, claro. Espero que sepan inglés o japonés... En casa es igual, ya que Tamiko sabe chino.
Pues aquí acabo el post, invitándoos a que paséis por la Naniwa Gallery, la galería de imágenes donde tengo colgadas algunas fotos, y que actualicé ayer mismo.
Zài jiàn!
Sergi
10 de novembre, 2006
JESEP Newsletter
Hmmm, ya había puesto aquí mi artículo, pero si queréis leer el artículo del mes pasado de otros europeos del mismo programa gracias al cual estoy ahora en Osaka, pinchad aquí. Me da rabia que corrijan lo que escribo. Si pongo "ich", ¿para qué me lo cambian a "ichi"? Y si pongo stretchings, ¿para qué le quitan la S? En fin, es igual.
Por ahora sólo decir que he estado unos tres días con un resfriado fuertecillo, con fiebre, pero que ya estoy bien. Cuando pueda, actualizaré.
Por ahora sólo decir que he estado unos tres días con un resfriado fuertecillo, con fiebre, pero que ya estoy bien. Cuando pueda, actualizaré.
03 de novembre, 2006
Breaking news
Desde esta mañana que estoy con mi segunda host-family. Me he levantado muy pronto, a las 8.00, y he contemplado mi habitación vacía, entristeciéndome al ver mi equipaje y pensar que me rompería la espalda transportándolo. He hecho unas cuantas fotos a la casa y he acabado de recoger mis bártulos. El abuelo me ha hecho bajar, y me ha hecho una serie de regalos, y a medida que me los iba enseñando se me iba poniendo una cara más y más deformada, quizás podéis imaginar un poco como era si os digo la lista de regalos: una toalla en la que había escrito "no sé qué hoteru", una toalla totalmente blanca (con un papel adjunto que decía "no sé qué jinja"), una toalla de color rosa con el dibujo de un gato (bastante mona, todo sea dicho), un trozo de tela decorado con senefas azules, rojas y verdes en el que pone "Osaka Tenmamiya tenjin**" (no sé leer el tercer kanji, y tampoco sé si separo bien las palabras, sorry) un trozo de tela azúl con el nombre de no sé qué templo sintoísta, calcetines para jugar a golf y una pelota de béisbol de los Yomiuri Giants (ahora que me había convertido al Tigerismo...). No me negaréis que son regalos un poco raros. X'DDDD Bueno, por supuesto, se agradece. Lo bueno es que cuando he subido a casa he dicho a mis ex-host-parents que el abuelo me había dado algunos regalos, y me han preguntado riendo, "¿toallas?". X'DDDD
Bueno, a las 10.20 o así nos hemos hecho algunas fotos con la familia (que recibiré cuando Seisuke me grabe el CD con todas las fotos), y seguidamente me han llevado en coche a mi nuevo hogar, en el distrito de Asahi (como la cerveza, sí, pero escrito 旭, no 朝日), en el barrio de Ômiya (cerca de Senbayashi, por si alguien lo conoce). Después de hacer de vascos japoneses (que cuando levantan peso no dicen "¡arriba Patxi!" sinó "¡yoisho!"), hemos logrado subir todo el equipaje a la habitación.
Mi nueva familia es muy muy simpática. Los anteriores también lo eran todos (excepto quizás la hermanita, que está en la edad del pavo), pero eran bastante "occidentales" (del tipo "America cool"), excepto quizás por el tema de la comida, que eran totalmente japoneses. Los Matsumoto son diferentes, y me encantan. Además, la nueva host-sister, Manayo, es muy simpática, al contrario que Miyuki, así que en ese aspecto es mejor. Lo único que detesto de esta casa es el perro salchicha, Chamonix (pronunciado a la francesa, no Txamonics sinó Shamoní, no me seáis bestias). Es de aquellos perros nerviosos, que estan todo el dia ladrando, y que no están tranquilos ni un segundo. Estaba comiendo mi primera comida en esta casa (muy buena, por cierto, unos udon con carne de ternera), y no paraba de chillar. Yo de mientras pensaba "como este bicho asqueroso se me acerque, juro que le clavo estos palillos que tengo en la mano".
Bueno, pues nada, he desecho otra vez las maletas (con lo que me había costado hacerlas...), y lo he ordenado todo un poco en la que será mi habitación durante dos meses aproximadamente. La habitación es, de nuevo, de estilo occidental. Lo único diferente es la cama, que es un futón (colocado sobre una especie de cama de madera. Es muy cómodo, y me irá bien cambiar, creo yo.
Por la tarde he ido con mi nueva host-mother (baja estatura, mediana edad, simpática y abierta, profesora de juku*, sabe chino y ha vivido en Hong Kong y en Pequín) a dar una vuelta por el barrio. Hemos ido a Sembayashi Shotengai, que está al lado de casa, y es una especie de centro comercial en forma de calles largas donde hay muchas tiendas, colocadas una tras otra. Las calles tienen techo, transparente, así que aunque llueva puedes pasear por ellas tranquilamente. Creo que este tipo de calles son los antecesores de las hormigueras que hay montadas bajo Namba y Umeda. El barrio de Omiya es muy diferente al de Horie. Todo son casas, no hay edificios altos, y las calles no tienen acera. Es muy parecido al barrio de Doraemon, para que os hagáis una idea. Cuando lo veía por la ventana del coche no me hacía mucha gracia, me parecía un poco cutre, pero después del paseo por Senbayashi Shotengai (tengo la cancioncita en la cabeza...) he cambiado de opinión: me encanta.
* escuela inhumana de repaso a la cual van todos los niños, aunque saquen buenas notas
Después del paseo hemos vuelto a casa. Al principio me he asustado cuando he visto que sólo habían tres conexiones inalámbricas y todas ellas requerían una contraseña, pero luego los nuevos host-parents me han dicho que una de ellas era suya, así que me han dado la contraseña y me he podido conectar sin ningún problema.
Más tarde hemos ido a cenar a un restaurante buenísimo. Yakiniku, ramen, wulong cha... ¡Buenísimo! Hemos estado hablando de varias cosas, y destaco el trabalenguas que quieren que les enseñe: al carrer de les carretes hi ha un carro, un carretó, que carrega i descarrega carretades de carbó. Les encantan estas RRs. Ah, destaco también que los padres están plenamente habituados al trato con extrangeros, porque como ya he dicho, la madre (Tamiko) ha vivido en China dos veces y, además, el padre (Kinichi) ha vivido en Francia nueve meses por motivos de trabajo. Robo, Kin'ichi trabaja en la Michu**, en una parte que depende de Michubichi Electr(on)ics** (no recuerdo exactamente cuál me ha dicho). En cuanto al hermano, Norito (XD), es el típico chaval de 12 años que escucha atentamente pero no habla. Le gusta el béisbol y no sé, es un chico normal.
** modificado a petición de Robo
Bueno, hasta aquí el día de hoy.
Ahora explico un poco lo que hice ayer. Ayer jueves sólo tuve dos clases, ya que de 13.00 a 18.00 estuvimos todos los alumnos del Otemae en una especie de teatro de Awaza celebrando el 120.º aniversario del instituto. Sí, es una pasada, este instituto se abrió en el año 19 de la era Meiji (incluso nos dieron un librito con la historia del centro, con fotos antiguas incluídas, por supuesto). El principio de la ceremonia fue un rollo como una catedral (de estilo surrealista, porque si no no sé como una catedral puede ser un rollo). Habló el típico tío emocionado y orgulloso de su instituto, el típico tío con voz de borracho (no sé si era sólo la voz o lo estaba de verdad), el típico tío nervioso al que le tiembla la voz cuando tiene que hablar delante de más de 5 personas, etc. Después (o antes) cantamos dos himnos. Primero nos pusimos en pie y cantamos el himno del Japón, que yo sólo pude tararear. Luego nos sentamos, y en menos de 5 segundos nos hicieron volver a levantarnos (sí, me pareció una estupidez bastante grande, pero bueno) para cantar el himno del instituto, que previamente nos habíamos tenido que aprender. Un día tengo que poner la canción con algún vídeo o algo.
Después de los discursitos de marras hicieron un concierto de música clásica, durante el cual el 78,4% de los asistentes estuvieron en fase de sueño REM, pero que a mí personalmente me gustó. Luego uno de música clásica con coro incluído, que no estuvo mal; además, volvieron a cantar el himno del Otemae. Finalmente, tres o cuatro discursos más y, finalmente, todos juntos cantamos, otra vez... ¿Adivináis qué? El himno del Ohtemae (大阪府立大手前高等学校).
Por la noche fui con Miyuki, Yousuke y el abuelo de las toallas a cenar. Fuimos a un restaurante de aquellos en que al final cuentan los palos para saber cuánto tienes que pagar, donde servían X rebozado pinchao nun palo (sí, para poder "sucar" en una salsa rara). A X le podéis poner cualquier cosa que queráis (carne, queso, pescado, madera, piedras...), porque nunca sabías lo que comías. Me hizo gracia la camarera, que sabía qué era cada cosa, aunque por fuera todo era prácticamente igual. Así que si pedías, yo qué sé, cebolla rebozada, no estabas seguro de que lo que ibas a comer era realmente cebolla hasta que lo mordías, cosa que no me hacía mucha gracia pensar. Además, el abuelo iba cogiendo palos y más palos y poniéndomelos en el plato, mientras Miyuki se partía por la mitad, ya que el abuelo no dejaba que no comiera. Al final, ojiisan va y dice "おっ、ようけ食べた、 セルジ!". ¡Qué sorpresa! xDDD Bueno, el restaurante estaba un poco filthy, pero bueno, la comida no estaba mal.
Pues nada, hora del ofuro.
Bueno, a las 10.20 o así nos hemos hecho algunas fotos con la familia (que recibiré cuando Seisuke me grabe el CD con todas las fotos), y seguidamente me han llevado en coche a mi nuevo hogar, en el distrito de Asahi (como la cerveza, sí, pero escrito 旭, no 朝日), en el barrio de Ômiya (cerca de Senbayashi, por si alguien lo conoce). Después de hacer de vascos japoneses (que cuando levantan peso no dicen "¡arriba Patxi!" sinó "¡yoisho!"), hemos logrado subir todo el equipaje a la habitación.
Mi nueva familia es muy muy simpática. Los anteriores también lo eran todos (excepto quizás la hermanita, que está en la edad del pavo), pero eran bastante "occidentales" (del tipo "America cool"), excepto quizás por el tema de la comida, que eran totalmente japoneses. Los Matsumoto son diferentes, y me encantan. Además, la nueva host-sister, Manayo, es muy simpática, al contrario que Miyuki, así que en ese aspecto es mejor. Lo único que detesto de esta casa es el perro salchicha, Chamonix (pronunciado a la francesa, no Txamonics sinó Shamoní, no me seáis bestias). Es de aquellos perros nerviosos, que estan todo el dia ladrando, y que no están tranquilos ni un segundo. Estaba comiendo mi primera comida en esta casa (muy buena, por cierto, unos udon con carne de ternera), y no paraba de chillar. Yo de mientras pensaba "como este bicho asqueroso se me acerque, juro que le clavo estos palillos que tengo en la mano".
Bueno, pues nada, he desecho otra vez las maletas (con lo que me había costado hacerlas...), y lo he ordenado todo un poco en la que será mi habitación durante dos meses aproximadamente. La habitación es, de nuevo, de estilo occidental. Lo único diferente es la cama, que es un futón (colocado sobre una especie de cama de madera. Es muy cómodo, y me irá bien cambiar, creo yo.
Por la tarde he ido con mi nueva host-mother (baja estatura, mediana edad, simpática y abierta, profesora de juku*, sabe chino y ha vivido en Hong Kong y en Pequín) a dar una vuelta por el barrio. Hemos ido a Sembayashi Shotengai, que está al lado de casa, y es una especie de centro comercial en forma de calles largas donde hay muchas tiendas, colocadas una tras otra. Las calles tienen techo, transparente, así que aunque llueva puedes pasear por ellas tranquilamente. Creo que este tipo de calles son los antecesores de las hormigueras que hay montadas bajo Namba y Umeda. El barrio de Omiya es muy diferente al de Horie. Todo son casas, no hay edificios altos, y las calles no tienen acera. Es muy parecido al barrio de Doraemon, para que os hagáis una idea. Cuando lo veía por la ventana del coche no me hacía mucha gracia, me parecía un poco cutre, pero después del paseo por Senbayashi Shotengai (tengo la cancioncita en la cabeza...) he cambiado de opinión: me encanta.
* escuela inhumana de repaso a la cual van todos los niños, aunque saquen buenas notas
Después del paseo hemos vuelto a casa. Al principio me he asustado cuando he visto que sólo habían tres conexiones inalámbricas y todas ellas requerían una contraseña, pero luego los nuevos host-parents me han dicho que una de ellas era suya, así que me han dado la contraseña y me he podido conectar sin ningún problema.
Más tarde hemos ido a cenar a un restaurante buenísimo. Yakiniku, ramen, wulong cha... ¡Buenísimo! Hemos estado hablando de varias cosas, y destaco el trabalenguas que quieren que les enseñe: al carrer de les carretes hi ha un carro, un carretó, que carrega i descarrega carretades de carbó. Les encantan estas RRs. Ah, destaco también que los padres están plenamente habituados al trato con extrangeros, porque como ya he dicho, la madre (Tamiko) ha vivido en China dos veces y, además, el padre (Kinichi) ha vivido en Francia nueve meses por motivos de trabajo. Robo, Kin'ichi trabaja en la Michu**, en una parte que depende de Michubichi Electr(on)ics** (no recuerdo exactamente cuál me ha dicho). En cuanto al hermano, Norito (XD), es el típico chaval de 12 años que escucha atentamente pero no habla. Le gusta el béisbol y no sé, es un chico normal.
** modificado a petición de Robo
Bueno, hasta aquí el día de hoy.
Ahora explico un poco lo que hice ayer. Ayer jueves sólo tuve dos clases, ya que de 13.00 a 18.00 estuvimos todos los alumnos del Otemae en una especie de teatro de Awaza celebrando el 120.º aniversario del instituto. Sí, es una pasada, este instituto se abrió en el año 19 de la era Meiji (incluso nos dieron un librito con la historia del centro, con fotos antiguas incluídas, por supuesto). El principio de la ceremonia fue un rollo como una catedral (de estilo surrealista, porque si no no sé como una catedral puede ser un rollo). Habló el típico tío emocionado y orgulloso de su instituto, el típico tío con voz de borracho (no sé si era sólo la voz o lo estaba de verdad), el típico tío nervioso al que le tiembla la voz cuando tiene que hablar delante de más de 5 personas, etc. Después (o antes) cantamos dos himnos. Primero nos pusimos en pie y cantamos el himno del Japón, que yo sólo pude tararear. Luego nos sentamos, y en menos de 5 segundos nos hicieron volver a levantarnos (sí, me pareció una estupidez bastante grande, pero bueno) para cantar el himno del instituto, que previamente nos habíamos tenido que aprender. Un día tengo que poner la canción con algún vídeo o algo.
Después de los discursitos de marras hicieron un concierto de música clásica, durante el cual el 78,4% de los asistentes estuvieron en fase de sueño REM, pero que a mí personalmente me gustó. Luego uno de música clásica con coro incluído, que no estuvo mal; además, volvieron a cantar el himno del Otemae. Finalmente, tres o cuatro discursos más y, finalmente, todos juntos cantamos, otra vez... ¿Adivináis qué? El himno del Ohtemae (大阪府立大手前高等学校).
Por la noche fui con Miyuki, Yousuke y el abuelo de las toallas a cenar. Fuimos a un restaurante de aquellos en que al final cuentan los palos para saber cuánto tienes que pagar, donde servían X rebozado pinchao nun palo (sí, para poder "sucar" en una salsa rara). A X le podéis poner cualquier cosa que queráis (carne, queso, pescado, madera, piedras...), porque nunca sabías lo que comías. Me hizo gracia la camarera, que sabía qué era cada cosa, aunque por fuera todo era prácticamente igual. Así que si pedías, yo qué sé, cebolla rebozada, no estabas seguro de que lo que ibas a comer era realmente cebolla hasta que lo mordías, cosa que no me hacía mucha gracia pensar. Además, el abuelo iba cogiendo palos y más palos y poniéndomelos en el plato, mientras Miyuki se partía por la mitad, ya que el abuelo no dejaba que no comiera. Al final, ojiisan va y dice "おっ、ようけ食べた、 セルジ!". ¡Qué sorpresa! xDDD Bueno, el restaurante estaba un poco filthy, pero bueno, la comida no estaba mal.
Pues nada, hora del ofuro.
23 d’octubre, 2006
Vuelta al cole
Una vez más, actualizo porque me lo pide buchi.
Antes de nada, quiero invitaros a pasar por mi galería de fotos, la Naniwa Gallery, actualizada hace poco. Podéis encontrar el link al márgen derecho de esta página. Vuestros comentarios y críticas serán bien recibidos.
Como ya comenté, a finales de septiembre fui a ver un partido de béisbol al estadio Kôshien, los Hanshin Tigers contra los Hiroshima Carp. Misato dijo que el partido de aquel día fue especialmente aburrido, pero a mi me encantó, me recordó al ambiente del Camp Nou. Cuando Toritani hizo un home run, todo el mundo se levantó y se puso a gritar y cantar más fuerte incluso que en momentos anteriores. Me acordé del partido de la final de la Champions de este año (que por cierto fue el mismo día de la entrevista en el Consulado para lo de la beca), cuando estábamos en casa de Oriol , aunque tenía poco que ver, la verdad. Más tarde, todo el mundo lanzó unos globos que volaban hacia arriba, una cosa un poco friki, pero bueno. Finalmente, como por supuesto ganaron los Tigers, todo el mundo cantó el Rokkô Oroshi. Wah, ¡ojalá pudiera ir a ver otro partido!
El día 29 fue mi primer día de vacaciones de otoño. Durante esas vacaciones (de dos semanas, contando la semana de exámenes que por supuesto tuve libre) estuve yendo con Mathias a diversos lugares de excursión.
Primero fuimos al puerto de Osaka y subimos a un barco llamado Santa María, que por supuesto representaba ser el barco en el que Colón partió en busca de las Indias. Claro que si nos hubiesen dado la (¿grata?) sorpresa de llevarnos a América habría sido en dirección este, no oeste. Luego fuimos al Cosmotower, el rascacielos más alto de la ciudad (edificio del World Trade Center), donde pudimos ver Osaka desde el cielo, e incluso pudimos divisar la isla de Awaji. A la salida descubrimos unos sillones de masajes que funcionaban con monedas. Por supuesto, pasamos un buen rato allí escachufaos y volvimos a casa bien felices.
Otro día fuimos a Kyôto, ciudad que ya habíamos visitado una vez con nuestras respectivas host-families. Fuimos a ver el Kinkaku-ji, templo que no me cansaré de ver, aunque esté lleno de guiris; el Ryôan-ji, que tiene unos jardines preciosos donde pude sacar unas fotos que me encantan (visitad la Naniwa Gallery si queréis verlas), aunque el edificio del templo en sí no era nada del otro mundo; y a Gion, donde vimos dos maikos, calles estrechas, cables colgando por todas partes, relativa tranquilidad (rota cuando pasaban los coches cúbicos de turno), un australiano pirado que nos contó que en el puente por donde caminábamos había caído no se qué pañuelo de la película "Memorias de una Geisha" (según él "pretty cool, huh guys?"), ya ves tú.
Otro día visitamos el aquarium de Osaka, el Kaiyuukan, que en mi opinión es demasiado caro, teniendo en cuenta que sólo vale la pena ver a los pingüinos (¡me encantan!). Al día siguiente fuimos a ver el templo sintoísta Sumiyoshi Taisha, un templo precioso en mi opinión, lleno de bichos japoneses y con un puente rojo muy peculiar.
Por cierto, no sólo hicimos excursiones, también hicimos otras actividades como origami, de lo cual Mathias ya tiene un máster, aunque yo me contento con saber hacer el pajarraco ese, como se llame,no se si grua o grulla.
El día 6 de octubre fui con mi clase de excursión de final de exámenes a comer nashi a la prefectura de Nara. Tengo que remarcar que, en el camino de ida, me sorprendí un poco al ver dos cementerios: uno de ellos en un polígono industrial y otro al lado de una gasolinera. Supongo que los muertos no se enteran de dónde están enterrados, pero no sé, me chocó un poco. Anyway, llegamos al lugar donde estában los árboles de los cuales salen los nashi (no sé si se pueden llamar perales) y, tras una intensa lucha (contra la lluvia y el barro, no contra los árboles), pudimos zamparnos los ansiados nashi. Estaban o bien ácidos o bien insípidos, pero bueno, almenos hicimos petar la xerrada. Cuando nos hartamos de comer fruta, fuimos todos los chicos a jugar a ping pong. Por todo el mundo es conocida la habilidad que tienen los chinos para destacar en este deporte. Y por todos vosotros es sabido que no estoy en China, sinó en Japón. Aunque bueno, Han, el chico chino de mi clase, tampoco es que tuviera demasiada destreza con la raquetita...
El 7 de octubre fui con Mathias y Tomoko (su hosto-sistaa) a Nara, donde Tôuchi-sensei, su hija (de 18 años), su mujer y Tsukamoto-sensei nos llevaron a los lugares más interesantes de la ciudad (o quizás los más típicos). Unos ciervos hambrientos atentaron contra la vida de Mathias, el buda gigante nos hizo pensar en convertirnos al budismo, vimos el templo budista de la universidad de Tokyo (el 東大寺, Tôdai-ji), visitamos varios museos y bueno, tot plegat fue muy interesante. Más tarde fuimos a cenar a casa de Tôuchi-sensei donde conocimos al resto de su familia, su hijo de 14 años y su otra hija, de 24 años. Las chicas eran muy simpáticas, tal vez porque una había estado de ryuugakusei en Indonesia, pero el chaval nos dio un poco de miedo. La única pregunta que nos formuló a Mathias y a mí en toda la noche fue para saber si en nuestros respectivos países se pueden comprar armas. Bueno, la cena estuvo muy rica, y luego comimos dulces, bebimos té, escuchamos a Saki tocando el piano y charlamos un buen rato. Oh, ¿sabéis cómo se dice Habsburg en japonés? Habbusuburugu. X'D
Un día de esos fui a un McDonalds. Estábamos lejos de casa, teníamos hambre y también tickets de descuento, así que pensamos en entrar allí para descansar un poco de arroz, verduritas y puñetas. Nos llamó la atención una hamburguesa, los ingredientes de la cual eran pan con sésamo, gambas, salsa (tonkatsu, creo) y algunas verduras. ¿Se os ocurre una hamburguesa con un estilo más nipón?
Bueno, el día 8 fui por tercera vez a Kyôto, esta vez con Miguel (alias Robo), que estaba de viaje por tierras niponas. Visitamos el Ryôan-ji (ya comentado), el Shimogamo jinja (¡precioso!) y finalmente callejeamos un poco por Gion. Por la tarde-noche fuimos a Osaka, ya que esa noche los Isemura, mi host-family, le habían invitado a cenar. La conversación fue en general muy interesante y divertida, sobretodo cuando otôsan explicó sus hazañas como "cheerleader" de los Hanshin Tigers. Si es que la gente de Osaka no tiene remedio...
Finalmente se me acabaron las vacaciones. El primer día, por la noche, empecé por fin las "clases" de japonés. Antes de eso fui a comer gyôza y râmen a un restaurante muy bueno por la zona de Benten-chô (donde se encuentra el instituto donde voy a clase de japonés, el instituto de bachillerato Ishioka), con Yoneda-sensei. Me abrasé la lengua, el paladar, la garganta y el estómago pero bueno, valió la pena. Estas clases de japonés son gratuítas, llevadas a cabo por profesores voluntarios, y mi profesora es una mujer de unos 30 años que se llama Hitomi. Me cae muy bien, y cada día aprendemos, los dos, cosas muy interesantes. Eso es porque no se trata de una clase, sinó más bien de una conversación de una hora y media. Yo lo prefiero así, ya que ahora mismo me interesa más pillar fluidez que aprender, por ejemplo, kanji (además, los kanji ya los voy estudiando por la mañana). Además me encanta hablar con alguien japonés que no se limite a sonreír, sinó que también sepa contar cosas interesantes y mantener una conversación decente, cosa que no puedo pedir a mis compañeros de clase...
El día 18 quedamos otra vez los Isemura y yo con Miguel/Robo para ir a cenar, esta vez a un restaurante de okonomi-yaki que hay en Shinsaibashi. Estuvo muy bien,aunque fue una lástima que el día siguiente tuviera que volver a Barcelona, la verdad.
Pues nada, aquí estoy ahora, en Osaka, habiendo gastado ya dos meses y tres días de los cuatro meses y veinte días que en teoría tengo que pasar aquí.
Saludos!
Sergi
Antes de nada, quiero invitaros a pasar por mi galería de fotos, la Naniwa Gallery, actualizada hace poco. Podéis encontrar el link al márgen derecho de esta página. Vuestros comentarios y críticas serán bien recibidos.
Como ya comenté, a finales de septiembre fui a ver un partido de béisbol al estadio Kôshien, los Hanshin Tigers contra los Hiroshima Carp. Misato dijo que el partido de aquel día fue especialmente aburrido, pero a mi me encantó, me recordó al ambiente del Camp Nou. Cuando Toritani hizo un home run, todo el mundo se levantó y se puso a gritar y cantar más fuerte incluso que en momentos anteriores. Me acordé del partido de la final de la Champions de este año (que por cierto fue el mismo día de la entrevista en el Consulado para lo de la beca), cuando estábamos en casa de Oriol , aunque tenía poco que ver, la verdad. Más tarde, todo el mundo lanzó unos globos que volaban hacia arriba, una cosa un poco friki, pero bueno. Finalmente, como por supuesto ganaron los Tigers, todo el mundo cantó el Rokkô Oroshi. Wah, ¡ojalá pudiera ir a ver otro partido!
El día 29 fue mi primer día de vacaciones de otoño. Durante esas vacaciones (de dos semanas, contando la semana de exámenes que por supuesto tuve libre) estuve yendo con Mathias a diversos lugares de excursión.
Primero fuimos al puerto de Osaka y subimos a un barco llamado Santa María, que por supuesto representaba ser el barco en el que Colón partió en busca de las Indias. Claro que si nos hubiesen dado la (¿grata?) sorpresa de llevarnos a América habría sido en dirección este, no oeste. Luego fuimos al Cosmotower, el rascacielos más alto de la ciudad (edificio del World Trade Center), donde pudimos ver Osaka desde el cielo, e incluso pudimos divisar la isla de Awaji. A la salida descubrimos unos sillones de masajes que funcionaban con monedas. Por supuesto, pasamos un buen rato allí escachufaos y volvimos a casa bien felices.
Otro día fuimos a Kyôto, ciudad que ya habíamos visitado una vez con nuestras respectivas host-families. Fuimos a ver el Kinkaku-ji, templo que no me cansaré de ver, aunque esté lleno de guiris; el Ryôan-ji, que tiene unos jardines preciosos donde pude sacar unas fotos que me encantan (visitad la Naniwa Gallery si queréis verlas), aunque el edificio del templo en sí no era nada del otro mundo; y a Gion, donde vimos dos maikos, calles estrechas, cables colgando por todas partes, relativa tranquilidad (rota cuando pasaban los coches cúbicos de turno), un australiano pirado que nos contó que en el puente por donde caminábamos había caído no se qué pañuelo de la película "Memorias de una Geisha" (según él "pretty cool, huh guys?"), ya ves tú.
Otro día visitamos el aquarium de Osaka, el Kaiyuukan, que en mi opinión es demasiado caro, teniendo en cuenta que sólo vale la pena ver a los pingüinos (¡me encantan!). Al día siguiente fuimos a ver el templo sintoísta Sumiyoshi Taisha, un templo precioso en mi opinión, lleno de bichos japoneses y con un puente rojo muy peculiar.
Por cierto, no sólo hicimos excursiones, también hicimos otras actividades como origami, de lo cual Mathias ya tiene un máster, aunque yo me contento con saber hacer el pajarraco ese, como se llame,no se si grua o grulla.
El día 6 de octubre fui con mi clase de excursión de final de exámenes a comer nashi a la prefectura de Nara. Tengo que remarcar que, en el camino de ida, me sorprendí un poco al ver dos cementerios: uno de ellos en un polígono industrial y otro al lado de una gasolinera. Supongo que los muertos no se enteran de dónde están enterrados, pero no sé, me chocó un poco. Anyway, llegamos al lugar donde estában los árboles de los cuales salen los nashi (no sé si se pueden llamar perales) y, tras una intensa lucha (contra la lluvia y el barro, no contra los árboles), pudimos zamparnos los ansiados nashi. Estaban o bien ácidos o bien insípidos, pero bueno, almenos hicimos petar la xerrada. Cuando nos hartamos de comer fruta, fuimos todos los chicos a jugar a ping pong. Por todo el mundo es conocida la habilidad que tienen los chinos para destacar en este deporte. Y por todos vosotros es sabido que no estoy en China, sinó en Japón. Aunque bueno, Han, el chico chino de mi clase, tampoco es que tuviera demasiada destreza con la raquetita...
El 7 de octubre fui con Mathias y Tomoko (su hosto-sistaa) a Nara, donde Tôuchi-sensei, su hija (de 18 años), su mujer y Tsukamoto-sensei nos llevaron a los lugares más interesantes de la ciudad (o quizás los más típicos). Unos ciervos hambrientos atentaron contra la vida de Mathias, el buda gigante nos hizo pensar en convertirnos al budismo, vimos el templo budista de la universidad de Tokyo (el 東大寺, Tôdai-ji), visitamos varios museos y bueno, tot plegat fue muy interesante. Más tarde fuimos a cenar a casa de Tôuchi-sensei donde conocimos al resto de su familia, su hijo de 14 años y su otra hija, de 24 años. Las chicas eran muy simpáticas, tal vez porque una había estado de ryuugakusei en Indonesia, pero el chaval nos dio un poco de miedo. La única pregunta que nos formuló a Mathias y a mí en toda la noche fue para saber si en nuestros respectivos países se pueden comprar armas. Bueno, la cena estuvo muy rica, y luego comimos dulces, bebimos té, escuchamos a Saki tocando el piano y charlamos un buen rato. Oh, ¿sabéis cómo se dice Habsburg en japonés? Habbusuburugu. X'D
Un día de esos fui a un McDonalds. Estábamos lejos de casa, teníamos hambre y también tickets de descuento, así que pensamos en entrar allí para descansar un poco de arroz, verduritas y puñetas. Nos llamó la atención una hamburguesa, los ingredientes de la cual eran pan con sésamo, gambas, salsa (tonkatsu, creo) y algunas verduras. ¿Se os ocurre una hamburguesa con un estilo más nipón?
Bueno, el día 8 fui por tercera vez a Kyôto, esta vez con Miguel (alias Robo), que estaba de viaje por tierras niponas. Visitamos el Ryôan-ji (ya comentado), el Shimogamo jinja (¡precioso!) y finalmente callejeamos un poco por Gion. Por la tarde-noche fuimos a Osaka, ya que esa noche los Isemura, mi host-family, le habían invitado a cenar. La conversación fue en general muy interesante y divertida, sobretodo cuando otôsan explicó sus hazañas como "cheerleader" de los Hanshin Tigers. Si es que la gente de Osaka no tiene remedio...
Finalmente se me acabaron las vacaciones. El primer día, por la noche, empecé por fin las "clases" de japonés. Antes de eso fui a comer gyôza y râmen a un restaurante muy bueno por la zona de Benten-chô (donde se encuentra el instituto donde voy a clase de japonés, el instituto de bachillerato Ishioka), con Yoneda-sensei. Me abrasé la lengua, el paladar, la garganta y el estómago pero bueno, valió la pena. Estas clases de japonés son gratuítas, llevadas a cabo por profesores voluntarios, y mi profesora es una mujer de unos 30 años que se llama Hitomi. Me cae muy bien, y cada día aprendemos, los dos, cosas muy interesantes. Eso es porque no se trata de una clase, sinó más bien de una conversación de una hora y media. Yo lo prefiero así, ya que ahora mismo me interesa más pillar fluidez que aprender, por ejemplo, kanji (además, los kanji ya los voy estudiando por la mañana). Además me encanta hablar con alguien japonés que no se limite a sonreír, sinó que también sepa contar cosas interesantes y mantener una conversación decente, cosa que no puedo pedir a mis compañeros de clase...
El día 18 quedamos otra vez los Isemura y yo con Miguel/Robo para ir a cenar, esta vez a un restaurante de okonomi-yaki que hay en Shinsaibashi. Estuvo muy bien,aunque fue una lástima que el día siguiente tuviera que volver a Barcelona, la verdad.
Pues nada, aquí estoy ahora, en Osaka, habiendo gastado ya dos meses y tres días de los cuatro meses y veinte días que en teoría tengo que pasar aquí.
Saludos!
Sergi
02 d’octubre, 2006
2nd newsletter
Hoy os pongo una copia del artículo referente a septiembre que he tenido que escribir a ACE Japan (luego esta organización nos envía una revista con los textos de cada europeo). Añadiré información sobre el baseball cuando pueda (¡no puedo dejar de explicarlo con detalles!).
A normal day + extras
Pink Panther theme sounds. Sergi stops his alarm clock and comes back to bed. セルジ、はよ起きなさーい! It's my hostmother with her mixture of osaka-ben and standard Japanese, I had fallen asleep again... I put on my Japanese traditional school uniform, eat my breakfast (rice with nori, miso soup and sometimes nashi) and go to school. I take the subway, and I'm the only westerner in the wagon. In Barcelona's subway I'm always the only Spanish too, so I'm used to it. I arrive at Tenmabashi station and walk to school. A funny man shouts "おはよっ、おはよーう!", I get in and change my shoes.
In class, when the teacher has already come and the bell rung, everybody bows and says something that sounds like "msmass", supposed to be "onegai shimasu" or "ohayô gozaimasu" (the second one only before homeroom time). セルジ君、 今寝てあかんで。 It's my maths teacher, waking me up (he only speaks Ôsaka-ben, and I love it). I, I was just relaxing my eyes! Maybe then, after bowing and saying "msmass" again (this time supposed to be "arigatô gozaimashita"), I go to PE. We all begin doing very funny stretchings at the same time while saying "ich, ni, san, shi! / go, rok, shich, hach!" and, then, we practice jûdô. Of course I always win.
Next hour I go to the library, where I spend the hours of those classes I'm not able to attend. Sometimes I find there my Austrian mate, Mathias. We open our books and chat. Of course our conversation is about our open books (well, I say we should read them and he says we shouldn't, but never mind, we know they exist).
At lunchtime, about two hours earlier than in Spain, we eat our obentô. Mine usually consists in rice and something else, probably a food related to soybean (everything here is made from this vegetable). Hahaha, just kidding, I usually have meat and vegetables too, so my lunch is very well-balanced (though maybe I'd prefer to eat it hot, but anyway, I like it very much).
In the afternoon there are two more classes. The first one is music. We sing "Oh, happy day", and of course I sing it an octave below than Japanese boys, so I feel a little embarrassed. Last class is world history. Even in Japan students fall asleep when hearing about ancient civilizations! By the way, in Spain, there are mainly two kinds of students: the students who listen to the teacher and the students who chat with their friends. In Japan, there are also two kinds: the students who listen and the students who sleep.
After school, almost everybody goes to do a club activity. I joined the brass band, and I began playing the trumpet. I've been practicing for about three weeks, but I can play it like Louis Armstrong (in his first day of trumpet class...).
Afterwards I come home, where I basically read my email, have dinner, chat with my hostmother, try to learn as much Osaka-ben as I can and take a bus. A bath, sorry. Next day it's more or less the same.
Now I'd like to make a quick list of the places I visited and the activities I did. Theater noh: extremely boring, three hours! And it was supposed to be an entertainment for bored people in Japanese castles! Well, it's Japanese culture, so it was interesting anyway. Arima Onsen: really relaxing. Kôbe: nice western style buildings. I felt happy (and surprised) when I saw Catalonia's shield in two houses that belonged to English men about 100 years ago. Fishing in Wakayama prefecture: just great! Watching a baseball match at Kôshien stadium (Holy Hanshin Taigaas vs. Hiroshima Crap. Carp, sorry): REALLY EXCITING, specially when Toritani did a home run and when everybody sang Rokkô Oroshi at the end!
Now, a quick list of things I miss. My saxophone, my mother's paella, llonganissa (a meat similar to salami, chorizo or fuet), jamón (Spanish raw ham), wine, cava (Catalan champagne), going out with my friends from 11.00 PM, speaking Catalan, people disturbing the teacher in class, and not treating teachers like superior beings.
Finally I'd like to thank Paulina and Hlin for meeting Mathias and I; Eva, for coming to Osaka and sending me emails; Isabel and Georgiana, for our telephone conversations. I'm very happy of keeping in touch with you!
Warm regards,
Sergi
A normal day + extras
Pink Panther theme sounds. Sergi stops his alarm clock and comes back to bed. セルジ、はよ起きなさーい! It's my hostmother with her mixture of osaka-ben and standard Japanese, I had fallen asleep again... I put on my Japanese traditional school uniform, eat my breakfast (rice with nori, miso soup and sometimes nashi) and go to school. I take the subway, and I'm the only westerner in the wagon. In Barcelona's subway I'm always the only Spanish too, so I'm used to it. I arrive at Tenmabashi station and walk to school. A funny man shouts "おはよっ、おはよーう!", I get in and change my shoes.
In class, when the teacher has already come and the bell rung, everybody bows and says something that sounds like "msmass", supposed to be "onegai shimasu" or "ohayô gozaimasu" (the second one only before homeroom time). セルジ君、 今寝てあかんで。 It's my maths teacher, waking me up (he only speaks Ôsaka-ben, and I love it). I, I was just relaxing my eyes! Maybe then, after bowing and saying "msmass" again (this time supposed to be "arigatô gozaimashita"), I go to PE. We all begin doing very funny stretchings at the same time while saying "ich, ni, san, shi! / go, rok, shich, hach!" and, then, we practice jûdô. Of course I always win.
Next hour I go to the library, where I spend the hours of those classes I'm not able to attend. Sometimes I find there my Austrian mate, Mathias. We open our books and chat. Of course our conversation is about our open books (well, I say we should read them and he says we shouldn't, but never mind, we know they exist).
At lunchtime, about two hours earlier than in Spain, we eat our obentô. Mine usually consists in rice and something else, probably a food related to soybean (everything here is made from this vegetable). Hahaha, just kidding, I usually have meat and vegetables too, so my lunch is very well-balanced (though maybe I'd prefer to eat it hot, but anyway, I like it very much).
In the afternoon there are two more classes. The first one is music. We sing "Oh, happy day", and of course I sing it an octave below than Japanese boys, so I feel a little embarrassed. Last class is world history. Even in Japan students fall asleep when hearing about ancient civilizations! By the way, in Spain, there are mainly two kinds of students: the students who listen to the teacher and the students who chat with their friends. In Japan, there are also two kinds: the students who listen and the students who sleep.
After school, almost everybody goes to do a club activity. I joined the brass band, and I began playing the trumpet. I've been practicing for about three weeks, but I can play it like Louis Armstrong (in his first day of trumpet class...).
Afterwards I come home, where I basically read my email, have dinner, chat with my hostmother, try to learn as much Osaka-ben as I can and take a bus. A bath, sorry. Next day it's more or less the same.
Now I'd like to make a quick list of the places I visited and the activities I did. Theater noh: extremely boring, three hours! And it was supposed to be an entertainment for bored people in Japanese castles! Well, it's Japanese culture, so it was interesting anyway. Arima Onsen: really relaxing. Kôbe: nice western style buildings. I felt happy (and surprised) when I saw Catalonia's shield in two houses that belonged to English men about 100 years ago. Fishing in Wakayama prefecture: just great! Watching a baseball match at Kôshien stadium (Holy Hanshin Taigaas vs. Hiroshima Crap. Carp, sorry): REALLY EXCITING, specially when Toritani did a home run and when everybody sang Rokkô Oroshi at the end!
Now, a quick list of things I miss. My saxophone, my mother's paella, llonganissa (a meat similar to salami, chorizo or fuet), jamón (Spanish raw ham), wine, cava (Catalan champagne), going out with my friends from 11.00 PM, speaking Catalan, people disturbing the teacher in class, and not treating teachers like superior beings.
Finally I'd like to thank Paulina and Hlin for meeting Mathias and I; Eva, for coming to Osaka and sending me emails; Isabel and Georgiana, for our telephone conversations. I'm very happy of keeping in touch with you!
Warm regards,
Sergi
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