23 d’octubre, 2006

Vuelta al cole

Una vez más, actualizo porque me lo pide buchi.

Antes de nada, quiero invitaros a pasar por mi galería de fotos, la Naniwa Gallery, actualizada hace poco. Podéis encontrar el link al márgen derecho de esta página. Vuestros comentarios y críticas serán bien recibidos.

Como ya comenté, a finales de septiembre fui a ver un partido de béisbol al estadio Kôshien, los Hanshin Tigers contra los Hiroshima Carp. Misato dijo que el partido de aquel día fue especialmente aburrido, pero a mi me encantó, me recordó al ambiente del Camp Nou. Cuando Toritani hizo un home run, todo el mundo se levantó y se puso a gritar y cantar más fuerte incluso que en momentos anteriores. Me acordé del partido de la final de la Champions de este año (que por cierto fue el mismo día de la entrevista en el Consulado para lo de la beca), cuando estábamos en casa de Oriol , aunque tenía poco que ver, la verdad. Más tarde, todo el mundo lanzó unos globos que volaban hacia arriba, una cosa un poco friki, pero bueno. Finalmente, como por supuesto ganaron los Tigers, todo el mundo cantó el Rokkô Oroshi. Wah, ¡ojalá pudiera ir a ver otro partido!

El día 29 fue mi primer día de vacaciones de otoño. Durante esas vacaciones (de dos semanas, contando la semana de exámenes que por supuesto tuve libre) estuve yendo con Mathias a diversos lugares de excursión.

Primero fuimos al puerto de Osaka y subimos a un barco llamado Santa María, que por supuesto representaba ser el barco en el que Colón partió en busca de las Indias. Claro que si nos hubiesen dado la (¿grata?) sorpresa de llevarnos a América habría sido en dirección este, no oeste. Luego fuimos al Cosmotower, el rascacielos más alto de la ciudad (edificio del World Trade Center), donde pudimos ver Osaka desde el cielo, e incluso pudimos divisar la isla de Awaji. A la salida descubrimos unos sillones de masajes que funcionaban con monedas. Por supuesto, pasamos un buen rato allí escachufaos y volvimos a casa bien felices.

Otro día fuimos a Kyôto, ciudad que ya habíamos visitado una vez con nuestras respectivas host-families. Fuimos a ver el Kinkaku-ji, templo que no me cansaré de ver, aunque esté lleno de guiris; el Ryôan-ji, que tiene unos jardines preciosos donde pude sacar unas fotos que me encantan (visitad la Naniwa Gallery si queréis verlas), aunque el edificio del templo en sí no era nada del otro mundo; y a Gion, donde vimos dos maikos, calles estrechas, cables colgando por todas partes, relativa tranquilidad (rota cuando pasaban los coches cúbicos de turno), un australiano pirado que nos contó que en el puente por donde caminábamos había caído no se qué pañuelo de la película "Memorias de una Geisha" (según él "pretty cool, huh guys?"), ya ves tú.

Otro día visitamos el aquarium de Osaka, el Kaiyuukan, que en mi opinión es demasiado caro, teniendo en cuenta que sólo vale la pena ver a los pingüinos (¡me encantan!). Al día siguiente fuimos a ver el templo sintoísta Sumiyoshi Taisha, un templo precioso en mi opinión, lleno de bichos japoneses y con un puente rojo muy peculiar.

Por cierto, no sólo hicimos excursiones, también hicimos otras actividades como origami, de lo cual Mathias ya tiene un máster, aunque yo me contento con saber hacer el pajarraco ese, como se llame,no se si grua o grulla.

El día 6 de octubre fui con mi clase de excursión de final de exámenes a comer nashi a la prefectura de Nara. Tengo que remarcar que, en el camino de ida, me sorprendí un poco al ver dos cementerios: uno de ellos en un polígono industrial y otro al lado de una gasolinera. Supongo que los muertos no se enteran de dónde están enterrados, pero no sé, me chocó un poco. Anyway, llegamos al lugar donde estában los árboles de los cuales salen los nashi (no sé si se pueden llamar perales) y, tras una intensa lucha (contra la lluvia y el barro, no contra los árboles), pudimos zamparnos los ansiados nashi. Estaban o bien ácidos o bien insípidos, pero bueno, almenos hicimos petar la xerrada. Cuando nos hartamos de comer fruta, fuimos todos los chicos a jugar a ping pong. Por todo el mundo es conocida la habilidad que tienen los chinos para destacar en este deporte. Y por todos vosotros es sabido que no estoy en China, sinó en Japón. Aunque bueno, Han, el chico chino de mi clase, tampoco es que tuviera demasiada destreza con la raquetita...

El 7 de octubre fui con Mathias y Tomoko (su hosto-sistaa) a Nara, donde Tôuchi-sensei, su hija (de 18 años), su mujer y Tsukamoto-sensei nos llevaron a los lugares más interesantes de la ciudad (o quizás los más típicos). Unos ciervos hambrientos atentaron contra la vida de Mathias, el buda gigante nos hizo pensar en convertirnos al budismo, vimos el templo budista de la universidad de Tokyo (el 東大寺, Tôdai-ji), visitamos varios museos y bueno, tot plegat fue muy interesante. Más tarde fuimos a cenar a casa de Tôuchi-sensei donde conocimos al resto de su familia, su hijo de 14 años y su otra hija, de 24 años. Las chicas eran muy simpáticas, tal vez porque una había estado de ryuugakusei en Indonesia, pero el chaval nos dio un poco de miedo. La única pregunta que nos formuló a Mathias y a mí en toda la noche fue para saber si en nuestros respectivos países se pueden comprar armas. Bueno, la cena estuvo muy rica, y luego comimos dulces, bebimos té, escuchamos a Saki tocando el piano y charlamos un buen rato. Oh, ¿sabéis cómo se dice Habsburg en japonés? Habbusuburugu. X'D

Un día de esos fui a un McDonalds. Estábamos lejos de casa, teníamos hambre y también tickets de descuento, así que pensamos en entrar allí para descansar un poco de arroz, verduritas y puñetas. Nos llamó la atención una hamburguesa, los ingredientes de la cual eran pan con sésamo, gambas, salsa (tonkatsu, creo) y algunas verduras. ¿Se os ocurre una hamburguesa con un estilo más nipón?

Bueno, el día 8 fui por tercera vez a Kyôto, esta vez con Miguel (alias Robo), que estaba de viaje por tierras niponas. Visitamos el Ryôan-ji (ya comentado), el Shimogamo jinja (¡precioso!) y finalmente callejeamos un poco por Gion. Por la tarde-noche fuimos a Osaka, ya que esa noche los Isemura, mi host-family, le habían invitado a cenar. La conversación fue en general muy interesante y divertida, sobretodo cuando otôsan explicó sus hazañas como "cheerleader" de los Hanshin Tigers. Si es que la gente de Osaka no tiene remedio...

Finalmente se me acabaron las vacaciones. El primer día, por la noche, empecé por fin las "clases" de japonés. Antes de eso fui a comer gyôza y râmen a un restaurante muy bueno por la zona de Benten-chô (donde se encuentra el instituto donde voy a clase de japonés, el instituto de bachillerato Ishioka), con Yoneda-sensei. Me abrasé la lengua, el paladar, la garganta y el estómago pero bueno, valió la pena. Estas clases de japonés son gratuítas, llevadas a cabo por profesores voluntarios, y mi profesora es una mujer de unos 30 años que se llama Hitomi. Me cae muy bien, y cada día aprendemos, los dos, cosas muy interesantes. Eso es porque no se trata de una clase, sinó más bien de una conversación de una hora y media. Yo lo prefiero así, ya que ahora mismo me interesa más pillar fluidez que aprender, por ejemplo, kanji (además, los kanji ya los voy estudiando por la mañana). Además me encanta hablar con alguien japonés que no se limite a sonreír, sinó que también sepa contar cosas interesantes y mantener una conversación decente, cosa que no puedo pedir a mis compañeros de clase...

El día 18 quedamos otra vez los Isemura y yo con Miguel/Robo para ir a cenar, esta vez a un restaurante de okonomi-yaki que hay en Shinsaibashi. Estuvo muy bien,aunque fue una lástima que el día siguiente tuviera que volver a Barcelona, la verdad.

Pues nada, aquí estoy ahora, en Osaka, habiendo gastado ya dos meses y tres días de los cuatro meses y veinte días que en teoría tengo que pasar aquí.

Saludos!

Sergi

02 d’octubre, 2006

2nd newsletter

Hoy os pongo una copia del artículo referente a septiembre que he tenido que escribir a ACE Japan (luego esta organización nos envía una revista con los textos de cada europeo). Añadiré información sobre el baseball cuando pueda (¡no puedo dejar de explicarlo con detalles!).


A normal day + extras

Pink Panther theme sounds. Sergi stops his alarm clock and comes back to bed. セルジ、はよ起きなさーい! It's my hostmother with her mixture of osaka-ben and standard Japanese, I had fallen asleep again... I put on my Japanese traditional school uniform, eat my breakfast (rice with nori, miso soup and sometimes nashi) and go to school. I take the subway, and I'm the only westerner in the wagon. In Barcelona's subway I'm always the only Spanish too, so I'm used to it. I arrive at Tenmabashi station and walk to school. A funny man shouts "おはよっ、おはよーう!", I get in and change my shoes.

In class, when the teacher has already come and the bell rung, everybody bows and says something that sounds like "msmass", supposed to be "onegai shimasu" or "ohayô gozaimasu" (the second one only before homeroom time). セルジ君、 今寝てあかんで。 It's my maths teacher, waking me up (he only speaks Ôsaka-ben, and I love it). I, I was just relaxing my eyes! Maybe then, after bowing and saying "msmass" again (this time supposed to be "arigatô gozaimashita"), I go to PE. We all begin doing very funny stretchings at the same time while saying "ich, ni, san, shi! / go, rok, shich, hach!" and, then, we practice jûdô. Of course I always win.

Next hour I go to the library, where I spend the hours of those classes I'm not able to attend. Sometimes I find there my Austrian mate, Mathias. We open our books and chat. Of course our conversation is about our open books (well, I say we should read them and he says we shouldn't, but never mind, we know they exist).

At lunchtime, about two hours earlier than in Spain, we eat our obentô. Mine usually consists in rice and something else, probably a food related to soybean (everything here is made from this vegetable). Hahaha, just kidding, I usually have meat and vegetables too, so my lunch is very well-balanced (though maybe I'd prefer to eat it hot, but anyway, I like it very much).

In the afternoon there are two more classes. The first one is music. We sing "Oh, happy day", and of course I sing it an octave below than Japanese boys, so I feel a little embarrassed. Last class is world history. Even in Japan students fall asleep when hearing about ancient civilizations! By the way, in Spain, there are mainly two kinds of students: the students who listen to the teacher and the students who chat with their friends. In Japan, there are also two kinds: the students who listen and the students who sleep.

After school, almost everybody goes to do a club activity. I joined the brass band, and I began playing the trumpet. I've been practicing for about three weeks, but I can play it like Louis Armstrong (in his first day of trumpet class...).

Afterwards I come home, where I basically read my email, have dinner, chat with my hostmother, try to learn as much Osaka-ben as I can and take a bus. A bath, sorry. Next day it's more or less the same.

Now I'd like to make a quick list of the places I visited and the activities I did. Theater noh: extremely boring, three hours! And it was supposed to be an entertainment for bored people in Japanese castles! Well, it's Japanese culture, so it was interesting anyway. Arima Onsen: really relaxing. Kôbe: nice western style buildings. I felt happy (and surprised) when I saw Catalonia's shield in two houses that belonged to English men about 100 years ago. Fishing in Wakayama prefecture: just great! Watching a baseball match at Kôshien stadium (Holy Hanshin Taigaas vs. Hiroshima Crap. Carp, sorry): REALLY EXCITING, specially when Toritani did a home run and when everybody sang Rokkô Oroshi at the end!

Now, a quick list of things I miss. My saxophone, my mother's paella, llonganissa (a meat similar to salami, chorizo or fuet), jamón (Spanish raw ham), wine, cava (Catalan champagne), going out with my friends from 11.00 PM, speaking Catalan, people disturbing the teacher in class, and not treating teachers like superior beings.

Finally I'd like to thank Paulina and Hlin for meeting Mathias and I; Eva, for coming to Osaka and sending me emails; Isabel and Georgiana, for our telephone conversations. I'm very happy of keeping in touch with you!

Warm regards,

Sergi