22 de setembre, 2006

Dos posts en uno

¡Buenas!

Voy a seguir redactando, que si no se me acumula el trabajo y luego es peor.

La tarde del jueves después del día de "Swimming in the rain" me llamó Giorgiana, la chica rumana que está ahora en Yamaguchi (Xavier y Ricardo, no me vengáis ahora con la cancioncita, que os veo las intenciones). Y ahora me diréis, "¿y a mí qué me importa?". Pues me da igual que no os importe, me hizo mucha ilusión poder hablar con ella, ya que fue una buena amiga en Saitama. :P Le volveré a llamar un día de estos.

Más tarde fui con Mathias-kun a pasar las tres horas más largas de nuestras vidas. Fuimos a ver una especie de teatro que se veía (según el señor Nadamoto) antiguamente en los castillos (atención) para pasar el aburrimiento. Se trata del teatro noh. ¡No me puedo imaginar lo aburridos que debían de estar para que eso les pareciese divertido! Eso sí, los primeros minutos realmente nos costó aguantarnos la risa, ya que ni Mathias ni yo estamos acostumbrados a los sonidos guturales que emitían ni a las caras que ponían los cantantes. Claro que él tenía ventaja, ya que es tirolés. En fin, ya sabíamos que era aburrido, pero bueno, hay que probarlo todo, si se presenta la oportunidad. Aunque aburrido, fue interesante.

Como acabó bastante tarde, fui a cenar con los Nadamoto y Mathias a un restaurante. Dicho restaurante era de cocina (ehem) española. Comimos tres ensaladas y (ehem) paella. Cuando nos trajeron las paellas (una de pollo y una de marisco) tuve que esforzarme para contener la risa... ¡Suerte que el noh me había atontado! El sabor se parecía más bien poco al de la paella, pero la verdad es que me lo comí todo muy a gusto (excepto la ensalada, que no me apasiona). Fue una experiencia divertida el reencontrarme con el cuchillo y el tenedor reglamentarios. Sólo hacía tres semanas que no los usábamos, pero nos costó un poco comer con ellos... Y la verdad es que comida del tipo ensalada o embutidos es más fácil de comer con palillos. Eso sí, lo gracioso es lo de los japoneses... ¡Se les caía la comida de la cuchara! Cuando se servían al propio plato se les caía todo por la mesa antes de llegar a este (y yo pensaba, "acercad el plato a la paella, por favor"). Además es que no lo entiendo, ya que ellos también usan cucharas a menudo... Anyway.

El pasado sábado fui al festival de cultura (sí, otra vez) de la escuela (privada) de mi hermanito Yosuke (pronunciado Yóoske). Fui, cómo no, con Mathias, y la verdad es que no hicimos nada a parte de asistir a una performance de danza (sin comentarios), a un concierto del club de guitarra clásica de la escuela (¡excelente, me encantó, lo volvería a ver cien veces más!) y a un concierto de la brass band del instituto, donde participa Yosuke tocando percução. Este último también me gustó, pero la verdad es que me quedo con la banda del Ohtemae. :P

Por la tarde me despedí del austríaco, que tiene que estar en casa antes de las 18.00 (sí, sus padres son un tanto estrictos...). Me dirigí hacia Shinsaibashi para quedar con Eva, la chica eslovaca, que va a una escuela española desde que era pequeña, así que habla castellano como un nativo. Había venido desde Aichi ese día a ver un concierto de Madonna, que se ve que le gusta a su hostmother. Solamente tuvimos una hora para pasear, charlar y cenar, así que fue todo muy justo. Le estuve enseñando un poco Shinsaibashi y Namba, pero la verdad es que no pudimos ver casi nada. Le encantó Osaka, le encantaron los takoyaki, y bueno, pudimos charlar un buen rato, que es lo que principalmente queríamos. Realmente, las japonesas de mi edad son sólo niñas de mi edad. En cambio, ella, igual que todas las europeas del programa, es una mujer de mi edad. Me di cuenta de ello al volver a casa. Bueno, como estábamos desesperados porque no encontrábamos un sitio donde cenar de prisa, nos tuvimos que conformar con comer takoyaki sentados en unas escaleras que hay en una de las muchas calles anchas de Namba. Por supuesto no fue el lugar ideal, ya que la calle era un río lleno de japoneses, y precisamente, como son japoneses, no se cortan ni un pelo en mirar descaradamente, reír y señalar con el dedo a la gente. Claro que tampoco creo que sea muy común ver dos gaijines menores de edad comiendo takoyaki sentados en el suelo... Pero bueno, eso no les excusa. De todos modos, me alegró haber quedado con ella, y aunque breve, estuvo bien. En fin, pronto tuvo que ir a ver el concierto y quedamos en que vendría otra vez a Osaka en octubre. Mathias y yo también intentaremos ir a Nagoya, y se lo preguntaremos también a Hlin (la islandesa) y a Paulina (la polaca), que son las dos otras chicas que están en Osaka.

El domingo fui de viaje con los Isemura, my host-family, a la prefectura de Hyogo. Fuimos primero a ver el castillo de Himeji, una auténtica obra de arte. Al contrario que el castillo de Osaka, el castillo de Himeji no dispone de ascensor. Así pues, al castillo de Osaka se puede subir de diferentes maneras. La más rápida es en un ascensor que tarda unos pocos segundos. Algunos lo encuentran poco aventurero y suben caminando, en unos minutos. Me imagino que si subes reptando tardas todavía más y la sensación de aventura extrema se multiplica. Pero no era el caso, ya que el castillo de Himeji no tiene ascensor ni teníamos demasiadas ganas de arrastrarnos por el suelo. Vimos el castillo por dentro, por fuera, tomamos un montón de fotos, aprendimos cómo vivían y se defendían los antiguos japoneses (que parece que eran más cuerdos que los actuales), y bueno, fue una visita muy interesante. Por la tarde fuimos a un hotelito que hay en Arima, donde nos bañamos en un ofuro gigante, cenamos un montón de platos raros y, en la habitación, jugamos a un juego de cartas japonés. Me lo pasé muy bien, aunque no creo que sea muy positivo el hecho de recordar la carta referente al monje budista con el nombre de skinhead... ¡Yosuke es el culpable! Ah, luego, como tuve un rato en que me dejaron tranquilo, llamé a Isabel (la chica madrileña), que está viviendo en Yokohama, así que estuvimos charlando un buen rato.

El lunes era fiesta, y fuimos a ver Kobe, ciudad famosa por un terrible terremoto que sufrió en el año 1995. Tuvimos suerte que el tifón que se acercaba a Kansai se desvió y pudimos visitar la ciudad con tranquilidad. Para llegar a Kobe (íbamos en coche) cruzamos el monte Rokko, en el cual pude ver la niebla más espesa que recuerde haber visto en mi vida. Se me olvidaba, por la mañana, antes de salir del hotel, fui probar por primera vez un sillón masajista. ¡Cuando digo que me hizo un masaje, es que me hizo un masaje de verdad! Yo me esperaba que vibrara o hiciera algo por el estilo, pero me consiguió arrancar una sonrisa que casi me corta los labios. Por favor, si tenéis oportunidad, probad de daros un masaje en uno, que no os arrepentiréis. Bien, llegamos a Kobe, y primero visitamos una zona llena de casas donde antiguamente vivían extrangeros ricos. Fue más interesante de lo que me esperaba, y algunas casas incluso me hicieron recordar mi estancia en Manchester. Pero lo que más me sorprendió fue encontrar el escudo de Cataluña colgado de la pared en dos casas que pertenecieron a ingleses hace poco más de un siglo. En uno estaban sólo los colores de la bandera, pero en el otro ponía además bien claro “CATALUNYA”. Otra casa estaba llena de animales, que no sé si estaban disecados o si sólo eran figuras muy realistas.

Más tarde fuimos a ver el barrio chino (sip, Kobe es una ciudad muy cosmopolita). Comimos en un restaurante buenísimo, donde me zampé un bol de ramen, gyoza, butaman, karaage y tofu con fruta en almíbar. Estuvimos paseando un buen rato por este barrio tan pintoresco, y me di cuenta que ahora me es mucho más fácil que antes distinguir entre un chino y un japonés (aunque muchas veces cuesta bastante). Finalmente fuimos a visitar unas cavas (¿se dice así?) donde, a parte de fabricar sake, hay un museo donde se explica cómo se elaboraba antiguamente este famoso licor japonés.

Pues nada, finalmente os comunico que ya formo parte de un club. He aprovechado que en los institutos japoneses te dejan usar instrumentos musicales sin tener que pagar nada para unirme a la brass band, aunque de momento (bueno, ni ahora ni en diciembre) no toco con la banda entera, sinó que practico en solitario. De hecho rara vez se juntan todos los instrumentos para tocar, así que la mayoría de días simplemente vamos, los de mi grupo, a una aula apartada a practicar, cada uno a su bola (aunque siempre me están ayudando, por lo que les estoy muy agradecido). Como no tenían saxofón tenor (snif), y el único alto que quedaba libre lo pilló Mathias, decidí empezar con la trompeta, ya que me parece interesante probar un instrumento de viento metal para variar un poco. De momento sólo llevo cinco días, y bueno, he conseguido llegar al segundo do, por lo que estoy satisfecho. Mis compañeros trompetistas son Shouta-senpai, Chika, Salt y Pon.

Bueno, hasta aquí esta semanita.

¡Hasta la próxima!

Sergi



Ahora estoy en la biblioteca del instituto, y me gustaria comentar la primera clase de judo. Ha sido divertida, pero al principio ha habido bronca. Bueno, todas las manyanas, de 8.20 a 8.30 tenemos clase de tutoria. Luego tenemos 10 minutos libres, antes de que empiece la primera clase del dia, que hoy era judo. Hoy la tutoria se ha alargado un poco, y ha durado unos 7 minutos mas de lo normal. Asi pues, aun y haber ido corriendo a cambiarnos, los de la clase numero 3 hemos llegado 5 minutos tarde. Aunque eramos todos los de la clase, y por lo tanto estaba clarisimo que no habia sido culpa nuestra, sino en todo caso de Touuchi-sensei, Gorrila nos ha hecho pasar a una sala donde nos ha estado pegando una bronca que no nos mereciamos durante media hora, los primeros veinte minutos sentados "a la japonesa" (=a la masoca). En fin, otra absurdez japonesa. Hemos perdido 30 minutos por llegar 5 minutos tarde. En Espanya si llegas 5 minutos tarde, almenos nos damos cuenta de que no vale la pena perder mas tiempo con una bronca estupida e innecesaria. En todo caso, la bronca se da despues de clase. Y eso si se da.

Finalmente, la segunda media hora (las clases duran 65 minutos, ni uno mas ni uno menos) hemos hecho clase, y ha sido bastante divertido. No me pensaba que me llegaria a gustar, el judo. By the way, el uniforme me lo deja el hermano mayor de un companyero de clase, que ya no lo necesita. Asi pues, ya no me llamo Sergi, sino 奥田 (Okuda). Estaria bien que me pusieran mi apellido en kanji, pero claro, si luego lo tengo que devolver... Ademas, lo pondrian en katakana o en letras romanas, y todavia mas, pondrian Sergi, no Gimenez. Pero quedaria bonito: 姫寝巣. La princesa que duerme en el nido.

Dew!

Sergi

4 comentaris:

Sergi ha dit...

Emmm, donde estan los primeros posts que escrivi!? :S

Sergi ha dit...

Muchas gracias, senyor filosofo! Me has quitado un peso de encima con lo de los posts.

Lo que me encanta de este pais es que como un MONTON, en mayusculas (y mi hostfamily tambien), pero en cambio me estoy adelgazando. Ya no es que no me engorde, es que ya llevo un quilo y medio adelgazado, cosa que ya va bien en mi situacion. :P BTW, estoy satisfeito, porque cuando acabe las clases del instituto en Barcelona pesaba 64 quilos, con mis 1,65 metros de altura. llegue a Japon con 59, que ya estaba bastante bien, aunque bueno, todavia faltaba algo mas. Ahora, cuando llegue a un peso ideal (bueno, si llego), que debo hacer? Mathias y yo nos hinchamos a helados y no nos engordamos nada... Es que por cierto, hay un chaval en mi clase que mide 1,70 metros y pesa 46 quilos. Si llego a ese punto comprare acciones del McDonalds. XD

Robo ha dit...

> Y ahora me diréis, "¿y a mí qué me importa?". Pues me da igual que no os importe, me hizo mucha ilusión poder hablar con ella, ya que fue una buena amiga en Saitama. :P

Tu cuenta, cuenta... y come, come, aprovecha que es de gorra XD

Tio, me encantan tus posts, aunque hecho de menos algo de sangre... no se...

Sergi ha dit...

Sang i fetge? Sangre... Bueno, con algunas picaduras de mosquito, a veces sale un poco. :P Por cierto, me encanta como suena lo de "ka ga kamareru"!!!! xDDDD