22 de setembre, 2006

Dos posts en uno

¡Buenas!

Voy a seguir redactando, que si no se me acumula el trabajo y luego es peor.

La tarde del jueves después del día de "Swimming in the rain" me llamó Giorgiana, la chica rumana que está ahora en Yamaguchi (Xavier y Ricardo, no me vengáis ahora con la cancioncita, que os veo las intenciones). Y ahora me diréis, "¿y a mí qué me importa?". Pues me da igual que no os importe, me hizo mucha ilusión poder hablar con ella, ya que fue una buena amiga en Saitama. :P Le volveré a llamar un día de estos.

Más tarde fui con Mathias-kun a pasar las tres horas más largas de nuestras vidas. Fuimos a ver una especie de teatro que se veía (según el señor Nadamoto) antiguamente en los castillos (atención) para pasar el aburrimiento. Se trata del teatro noh. ¡No me puedo imaginar lo aburridos que debían de estar para que eso les pareciese divertido! Eso sí, los primeros minutos realmente nos costó aguantarnos la risa, ya que ni Mathias ni yo estamos acostumbrados a los sonidos guturales que emitían ni a las caras que ponían los cantantes. Claro que él tenía ventaja, ya que es tirolés. En fin, ya sabíamos que era aburrido, pero bueno, hay que probarlo todo, si se presenta la oportunidad. Aunque aburrido, fue interesante.

Como acabó bastante tarde, fui a cenar con los Nadamoto y Mathias a un restaurante. Dicho restaurante era de cocina (ehem) española. Comimos tres ensaladas y (ehem) paella. Cuando nos trajeron las paellas (una de pollo y una de marisco) tuve que esforzarme para contener la risa... ¡Suerte que el noh me había atontado! El sabor se parecía más bien poco al de la paella, pero la verdad es que me lo comí todo muy a gusto (excepto la ensalada, que no me apasiona). Fue una experiencia divertida el reencontrarme con el cuchillo y el tenedor reglamentarios. Sólo hacía tres semanas que no los usábamos, pero nos costó un poco comer con ellos... Y la verdad es que comida del tipo ensalada o embutidos es más fácil de comer con palillos. Eso sí, lo gracioso es lo de los japoneses... ¡Se les caía la comida de la cuchara! Cuando se servían al propio plato se les caía todo por la mesa antes de llegar a este (y yo pensaba, "acercad el plato a la paella, por favor"). Además es que no lo entiendo, ya que ellos también usan cucharas a menudo... Anyway.

El pasado sábado fui al festival de cultura (sí, otra vez) de la escuela (privada) de mi hermanito Yosuke (pronunciado Yóoske). Fui, cómo no, con Mathias, y la verdad es que no hicimos nada a parte de asistir a una performance de danza (sin comentarios), a un concierto del club de guitarra clásica de la escuela (¡excelente, me encantó, lo volvería a ver cien veces más!) y a un concierto de la brass band del instituto, donde participa Yosuke tocando percução. Este último también me gustó, pero la verdad es que me quedo con la banda del Ohtemae. :P

Por la tarde me despedí del austríaco, que tiene que estar en casa antes de las 18.00 (sí, sus padres son un tanto estrictos...). Me dirigí hacia Shinsaibashi para quedar con Eva, la chica eslovaca, que va a una escuela española desde que era pequeña, así que habla castellano como un nativo. Había venido desde Aichi ese día a ver un concierto de Madonna, que se ve que le gusta a su hostmother. Solamente tuvimos una hora para pasear, charlar y cenar, así que fue todo muy justo. Le estuve enseñando un poco Shinsaibashi y Namba, pero la verdad es que no pudimos ver casi nada. Le encantó Osaka, le encantaron los takoyaki, y bueno, pudimos charlar un buen rato, que es lo que principalmente queríamos. Realmente, las japonesas de mi edad son sólo niñas de mi edad. En cambio, ella, igual que todas las europeas del programa, es una mujer de mi edad. Me di cuenta de ello al volver a casa. Bueno, como estábamos desesperados porque no encontrábamos un sitio donde cenar de prisa, nos tuvimos que conformar con comer takoyaki sentados en unas escaleras que hay en una de las muchas calles anchas de Namba. Por supuesto no fue el lugar ideal, ya que la calle era un río lleno de japoneses, y precisamente, como son japoneses, no se cortan ni un pelo en mirar descaradamente, reír y señalar con el dedo a la gente. Claro que tampoco creo que sea muy común ver dos gaijines menores de edad comiendo takoyaki sentados en el suelo... Pero bueno, eso no les excusa. De todos modos, me alegró haber quedado con ella, y aunque breve, estuvo bien. En fin, pronto tuvo que ir a ver el concierto y quedamos en que vendría otra vez a Osaka en octubre. Mathias y yo también intentaremos ir a Nagoya, y se lo preguntaremos también a Hlin (la islandesa) y a Paulina (la polaca), que son las dos otras chicas que están en Osaka.

El domingo fui de viaje con los Isemura, my host-family, a la prefectura de Hyogo. Fuimos primero a ver el castillo de Himeji, una auténtica obra de arte. Al contrario que el castillo de Osaka, el castillo de Himeji no dispone de ascensor. Así pues, al castillo de Osaka se puede subir de diferentes maneras. La más rápida es en un ascensor que tarda unos pocos segundos. Algunos lo encuentran poco aventurero y suben caminando, en unos minutos. Me imagino que si subes reptando tardas todavía más y la sensación de aventura extrema se multiplica. Pero no era el caso, ya que el castillo de Himeji no tiene ascensor ni teníamos demasiadas ganas de arrastrarnos por el suelo. Vimos el castillo por dentro, por fuera, tomamos un montón de fotos, aprendimos cómo vivían y se defendían los antiguos japoneses (que parece que eran más cuerdos que los actuales), y bueno, fue una visita muy interesante. Por la tarde fuimos a un hotelito que hay en Arima, donde nos bañamos en un ofuro gigante, cenamos un montón de platos raros y, en la habitación, jugamos a un juego de cartas japonés. Me lo pasé muy bien, aunque no creo que sea muy positivo el hecho de recordar la carta referente al monje budista con el nombre de skinhead... ¡Yosuke es el culpable! Ah, luego, como tuve un rato en que me dejaron tranquilo, llamé a Isabel (la chica madrileña), que está viviendo en Yokohama, así que estuvimos charlando un buen rato.

El lunes era fiesta, y fuimos a ver Kobe, ciudad famosa por un terrible terremoto que sufrió en el año 1995. Tuvimos suerte que el tifón que se acercaba a Kansai se desvió y pudimos visitar la ciudad con tranquilidad. Para llegar a Kobe (íbamos en coche) cruzamos el monte Rokko, en el cual pude ver la niebla más espesa que recuerde haber visto en mi vida. Se me olvidaba, por la mañana, antes de salir del hotel, fui probar por primera vez un sillón masajista. ¡Cuando digo que me hizo un masaje, es que me hizo un masaje de verdad! Yo me esperaba que vibrara o hiciera algo por el estilo, pero me consiguió arrancar una sonrisa que casi me corta los labios. Por favor, si tenéis oportunidad, probad de daros un masaje en uno, que no os arrepentiréis. Bien, llegamos a Kobe, y primero visitamos una zona llena de casas donde antiguamente vivían extrangeros ricos. Fue más interesante de lo que me esperaba, y algunas casas incluso me hicieron recordar mi estancia en Manchester. Pero lo que más me sorprendió fue encontrar el escudo de Cataluña colgado de la pared en dos casas que pertenecieron a ingleses hace poco más de un siglo. En uno estaban sólo los colores de la bandera, pero en el otro ponía además bien claro “CATALUNYA”. Otra casa estaba llena de animales, que no sé si estaban disecados o si sólo eran figuras muy realistas.

Más tarde fuimos a ver el barrio chino (sip, Kobe es una ciudad muy cosmopolita). Comimos en un restaurante buenísimo, donde me zampé un bol de ramen, gyoza, butaman, karaage y tofu con fruta en almíbar. Estuvimos paseando un buen rato por este barrio tan pintoresco, y me di cuenta que ahora me es mucho más fácil que antes distinguir entre un chino y un japonés (aunque muchas veces cuesta bastante). Finalmente fuimos a visitar unas cavas (¿se dice así?) donde, a parte de fabricar sake, hay un museo donde se explica cómo se elaboraba antiguamente este famoso licor japonés.

Pues nada, finalmente os comunico que ya formo parte de un club. He aprovechado que en los institutos japoneses te dejan usar instrumentos musicales sin tener que pagar nada para unirme a la brass band, aunque de momento (bueno, ni ahora ni en diciembre) no toco con la banda entera, sinó que practico en solitario. De hecho rara vez se juntan todos los instrumentos para tocar, así que la mayoría de días simplemente vamos, los de mi grupo, a una aula apartada a practicar, cada uno a su bola (aunque siempre me están ayudando, por lo que les estoy muy agradecido). Como no tenían saxofón tenor (snif), y el único alto que quedaba libre lo pilló Mathias, decidí empezar con la trompeta, ya que me parece interesante probar un instrumento de viento metal para variar un poco. De momento sólo llevo cinco días, y bueno, he conseguido llegar al segundo do, por lo que estoy satisfecho. Mis compañeros trompetistas son Shouta-senpai, Chika, Salt y Pon.

Bueno, hasta aquí esta semanita.

¡Hasta la próxima!

Sergi



Ahora estoy en la biblioteca del instituto, y me gustaria comentar la primera clase de judo. Ha sido divertida, pero al principio ha habido bronca. Bueno, todas las manyanas, de 8.20 a 8.30 tenemos clase de tutoria. Luego tenemos 10 minutos libres, antes de que empiece la primera clase del dia, que hoy era judo. Hoy la tutoria se ha alargado un poco, y ha durado unos 7 minutos mas de lo normal. Asi pues, aun y haber ido corriendo a cambiarnos, los de la clase numero 3 hemos llegado 5 minutos tarde. Aunque eramos todos los de la clase, y por lo tanto estaba clarisimo que no habia sido culpa nuestra, sino en todo caso de Touuchi-sensei, Gorrila nos ha hecho pasar a una sala donde nos ha estado pegando una bronca que no nos mereciamos durante media hora, los primeros veinte minutos sentados "a la japonesa" (=a la masoca). En fin, otra absurdez japonesa. Hemos perdido 30 minutos por llegar 5 minutos tarde. En Espanya si llegas 5 minutos tarde, almenos nos damos cuenta de que no vale la pena perder mas tiempo con una bronca estupida e innecesaria. En todo caso, la bronca se da despues de clase. Y eso si se da.

Finalmente, la segunda media hora (las clases duran 65 minutos, ni uno mas ni uno menos) hemos hecho clase, y ha sido bastante divertido. No me pensaba que me llegaria a gustar, el judo. By the way, el uniforme me lo deja el hermano mayor de un companyero de clase, que ya no lo necesita. Asi pues, ya no me llamo Sergi, sino 奥田 (Okuda). Estaria bien que me pusieran mi apellido en kanji, pero claro, si luego lo tengo que devolver... Ademas, lo pondrian en katakana o en letras romanas, y todavia mas, pondrian Sergi, no Gimenez. Pero quedaria bonito: 姫寝巣. La princesa que duerme en el nido.

Dew!

Sergi

20 de setembre, 2006

No me voy a callar

No me voy a callar.

Esta vez me han cabreado de verdad.

Estoy en un cybercafe, el lugar ese de los ordenadores que se conectan a internet, y he venido aqui porque queria hablar con mis amigos por el skype (que es una cosa que se usa en un cybercafe de un pais normal cuando estas en el extrangero). Para empezar, no he podido usar el portatil tal y como me habian dicho. Solo sin internet. Bien, no pasa nada. Me han pedido que me hiciera un carnet, y lo rellenara con datos ABSURDOS, datos JAPONESES, como por ejemplo mi grupo sanguineo. No me ha dado la gana de decirlo, me he hecho el loco, aunque he entendido perfectamente que me lo pedian. No tienen que hacer nada con mi sangre. Luego, he pedido si me podria comprar un pack con mas de una hora, y me han dicho que solo me puedo estar aqui hasta las 10, por tener 17 anyos, y eran las 9. Perfecto, asi no puedo hablar con mi familia ni mis amigos a una hora decente. He preguntado entonces si el Skype estaba instalado, me han ignorado y me han conducido hacia mi ordenador. Por supuesto, el Skype no estaba instalado, asi que me lo he tenido que bajar. Muy bien, a gastar tiempo. Me he puesto a hablar con mis amigos, usando un microfono que he traido de MI casa, porque aqui no hay ninguno. Claro, para que se necesita un microfono en un cybercafe? Los japos van al cyber para usar el Word y el Excel. Y tampoco tienen webcams, porque son japoneses y se ven telepaticamente, asi que me he tenido que aguantar. OK. Al cabo de un rato de estar hablando me han pedido que hablara mas flojo (eso todavia lo entiendo, porque estaba hablando en un tono normal, y aqui esta todo el mundo callado). Me he puesto a hablar mas flojo, y al cabo de un rato han vuelto y me han vuelto a pedir que bajara la voz. Me he puesto a murmurar para poder hablar con mis amigos, que ni me podian ver (y entonces apenas oir), y, que desgraciados, vuelven y me dicen que ME CALLE.

Y me vienen con esa sonrisa falsa, que hipocritas.

Ahora no se me ocurre nada mejor que gastar el tiempo que me sobra contandooslo, no tengo nada mas que hacer.

A este cyber no vuelvo mas en mi vida. Y les voy a pedir que me den el carnet, porque no lo van a necesitar para nada, no les interesa ni quien soy ni donde vivo.

Saludos.

19 de setembre, 2006

Apologizing...

Hello again.

First of all I`d like to apologize for my last post. I know I was too rude, and I also know I shouldn`t have written those kinds of things. But please, believe me, that day I was really fed up of the Japanese behavior, and I needed to show you my feelings in order to vent my anger. Of course next day everything was normal again (except my muscles), so it was just a bad day. I`m sorry if I offended you.

Ups, sorry, iba a contar un poco lo que me ha pasado esta pasada semana y media, pero creo que no tengo tiempo. Pronto lo redactare, don`t worry.

Ciao!

Sergi

13 de setembre, 2006

I can't understand them

Japanese are retards. Definetely. Today I had swimming class again, it was raining quite a lot and it was freezing. I thought "alright, I suppose we'll do PE class inside. However, we went to the pool to do this great activity (of course it's an outdoors pool). Although it was raining and the temperature was unbearably cold, nobody complained. Furthermore, they remained under the rain laughing and smiling! They were like "haha, it's cold and we gotta swim, let's have fun!". Mathias went home with a headache.

(セルジ) 『Human rights』 の意味が分かるんちゃう。
(生徒 1) えっとー。 分からん。 Xちゃん、 『human lights』 の意味は?
(生徒 2) 分からへん。
(セルジ) なるほど。 You're not used to this concept...

Among the papers I recieved from the embassy there should be one that said "attention, trying to act like Japanese is bad for your health". Did scientists discover the origin of Asian pneumonia? I'm sure it came from this people. I'm sorry I'm being so rude, but I'm angry with them, today.


***


Cambiando de tema, "los japoneses siempre hacen lo que ven que los demás hacen". Mathias me dijo esta frase hace unos días, y hoy la he podido verificar. Estaba subiendo por las escaleras mecánicas, saliendo del metro y, como no tenía prisa, me he puesto a la derecha para no tener que andar (en Osaka se ponen a la derecha los que quieren estarse quietos y a la izquierda los que quieren subir andando). Me he sorprendido al ver que todas las personas que habían delante mío han empezado a subir andando, igual que los del lado izquierdo. Los de detrás mío seguían parados. He pensado en hacer un experimento, y me he puesto a andar yo también. Tal y como esperaba, todos aquellos que estaban detrás mío se han puesto a subir caminando también, aun y estar en el lado derecho. Más arriba, al cabo de un rato (las escaleras estas son muy largas), he decidido parar, para ver que realmente los de detrás mío no tenían prisa, sinó que simplemente copiaban lo que el de delante hacía. Efectivamente, han parado, no han intentado subir por la izquierda (aunque había espacio), por lo que he comprobado que Mathias tenía razón.

Otro caso es el que nos contó Reuben, canadiense, profesor de inglés oral en el Ohtemae. Fue un día con un amigo a ver una competición de natación. Antes de empezar, los nadadores se pusieron a calentar (todos iguales, claro, con un caset que va gritando "¡itx, ni, san, shi / go, rok, shitx, hatx!", igual que en el instituto). Reuben se sorprendió al ver que su amigo, aunque no iba a nadar, se puso a hacer esos estiramientos también.

Ahora, más que comparar los japoneses con las hormigas, quizás debería empezar a compararlos con los patitos, que se siguen unos a otros. O quizás con hormigas patomorfas.


Saludos.

Sergi

10 de setembre, 2006

Los primeros días en el Ohtemae

Bueno, ya vuelvo a estar aquí. Siento haberos hecho esperar, pero es que si escribo muy a menudo en el blog pierdo tiempo y no me pasan cosas interesantes, por lo tanto luego no tengo nada que contar, por lo tanto no escribo nada y por lo tanto os enfadáis.

En fin, hace dos fines de semana fui a Kyoto por la mañana con mis hostparents. Ese día tenía mucho sueño, ya que la noche anterior me había ido a dormir tarde después de haber estado escribiendo el email a mi familia que luego traducí y puse en este nuestro blog. Primero fuimos a ver el Kinkaku-ji, y es realmente IM-PRE-SIO-NAN-TE. Nada que ver con las fotos que hayáis podido ver. Después fuimos a visitar el Sanzen-in, un jinja/shrine que se encuentra apartado de la ciudad, pero que vale la pena visitar, sí señor. Se encuentra en un entorno natural muy tranquilo, muy relajante (salvo por los insectos, que siempre estan gritándome, y todo porque soy inmigrante, qué maleducados). Aprendí nombres en japonés de muchos insectos, los olvidé ipsofactus, y más tarde fuimos a comer a un restaurante donde comí mi primer tenpura-soba (no sabía ni que existía tal mezcla). Por la tarde fuimos a ver el Ginkaku-ji, el templo de plata que tiene de todo menos plata. Sinceramente, éste sí que es más bonito en fotografía, ya que se ve muy viejo y atrotinat cuando lo tienes enfrente. Pero claro, habiendo visto el Kinkaku-ji, es normal que este me supiese a poco. Aunque bueno, creo que no me habría ido de Kyôto tranquilo sin haberlo visitado y fotografiado. Finalmente fuimos a visitar el Kiyomizu-dera, un templo que nunca me había llamado la atención, pero que me gustó bastante. Se ve que es un templo donde la gente (la gente friki = la gente japonesa) se iba a suicidar, por estar bastante elevado. Entonces se puso a llover y a tronar y volvimos a casa, sin haber pasado por el barrio de Gion como teníamos previsto... snif

El día siguiente fui con Seisuke (otôsan para los amigos, digo, para mí) a Shinsaibashi a comprar un teléfono móvil y un diccionario electrónico. Fuimos a una tienda de Vodafone (que ahora se llamará Softbank, qué cutre) que hay en un centro comercial enorme bajo tierra. ¡Ahora entiendo por qué se compara la sociedad japonesa con la de las hormigas! No sólo trabajan mucho y hacen las cosas de manera extremádamente e inútilmente ordenada: ¡también hacen vida bajo tierra! Aunque realmente, con el calor que hace, donde se está mejor es ahí abajo con los aires acondicionados a tope. En fin, cuando salimos al mundo exterior, Seisuke me estuvo enseñando la zona, que es magnífica. El cangrejo (kani dôraku), el fugu, el edificio del centro comercial Don Quijote (X'DDDDDD), el muñeco ese que me da tanta rabia tocando el tambor... Paraditas de takoyaki (metcha oishii!), gente joven, tiendecitas por todas partes, edificios altos, follón, estrés... ¡Me encanta! Antes de venir al paese del Sol Levante creía que quizás habría sido mejor que me hubiese tocado ir a Kyôto, pero ahora veo que allí quizás me habría aburrido, ya que es una ciudad demasiado tranquila, demasiado poco urbana para mí.

La semana siguiente estuve yendo al instituto solamente por la mañana.

La escuela me impresionó. En muchos sentidos. En clase, al igual que en España, hay dos tipos de alumnos. En España hay el alumno que escucha al profesor y el alumno que charla. En Japón hay el alumno que escucha al profesor y el alumno que duerme. Se me hace rarísimo el hecho que haya silencio perpetuo mientras el profesor habla... Luego, el tema de la pasta. El Ohtemae tiene aire acondicionado en todas las aulas, y se pueden permitir alquilar 35 o 40 kotos para que los alumnos lo aprendan a tocar un poco. Sí, en clase de música estuvimos practicando el mítico Sakura con el Koto! Desgraciadamente, ya hicimos el examen y hemos cambiado de tema (ahora vamos a cantar Oh happy day, que no está nada mal, tampoco). Bueno, también puedo remarcar otras clases. Educación Física es una clase para masocas, uséase, japoneses. ¡Si es que todo lo tienen que hacer a lo bestia! Estuvimos haciendo natación, deporte que solamente había practicado con mi estilo canino. Fue realmente duro, así que el próximo día, antes de ir a clase, me beberé una bebida isotónica. O tres. Además, el profesor és el típico japonés que va a comer cada día a restaurantes especiales para luchadores de sumô (aunque es judôka), habla como un yakuza (con la rolled R y tal), y cuando grita da miedo de verdad. Los alumnos le han puesto un mote que yo encuentro bastante acertado, y es gorrila. Es un secreto, pero vaya, a mi parecer no es más que una broma inocente.

En cuanto al ambiente de clase, los primeros días, como es normal, estaba más perdido que Sergi en un baño japonés. Todavía no me había soltado con el idioma, así que me costaba un poco relacionarme (porque además los japoneses saben mucho inglés, pero no lo saben usar). Al cabo de un par de días, y sobretodo después del festival de la cultura, donde hice un speech delante de todo el instituto con el que, además de presentarme, conté dos experiencias embarazosas (comer nattô y dar dos besos sin querer a una japa que me esperaba en Narita, ya ves tú), me hice bastante popular entre los alumnos. La verdad es que mi intención era hacer un speech ameno, gracioso, pero no tenía intención que llegase al punto de humorístico, aunque la verdad es que me alegró que se rieran tanto (pero ya os digo, tampoco era para tanto). Así pues, ahora tengo muchos amigos y amigas, y todavía me paran japas por los pasillos para pedirme que me haga una foto con ellas (ya os digo, son muy frikis).

Bueno, domingo pasado (sí, domingo, ¿qué pasa?) fue el bunkasai, el festival de cultura del instituto. Mi clase se encargó de hacer y vender takoyaki, y bueno, acabé con dolor de cabeza (entre el sol, el calor, la humedad, la plancha de los takoyaki...). Aun así, estuve muy contento, porque me lo pasé de maravilla. El miércoles fue el festival del deporte, y no fue tan duro como me pensaba, gracias en gran parte a las enormes nubes que eclipsaban el sol naciente y ardiente. Oh, hacía fresquito y todo. Aun así, sigo creyendo que es absurdo no ir a clase por la tarde con la excusa de que hace mucho calor (aun teniendo aire acondicionado) y sin embargo celebrar el festival del deporte al aire libre y a principios de septiembre. Bueno, yo sólo participé a estirar la cuerda (y perdimos :P), aunque tanto a Mathias como a mí nos habría encantado participar en la guerra de caballos. ¡Nos hartamos a reír viendo los porrazos que se daban entre ellos! Durante el rato que no hice deporte (vamos, el 95% del tiempo que duró el festival) estuve charlando con Mathias, con Tomoko y con Haruka básicamente, y la verdad es que no me aburrí. Por la noche fuimos casi todos los de mi clase a cenar a un restaurante. Es curioso como siempre se separan chicos y chicas. Bueno, además de cenar, estuvimos haciendo "bullying" (no creo que se pueda considerar bullying, pero bueno XD) al otaku de la clase, Teshimax (se llama Teshima, pero como no le gusta que le llamemos Teshimax, pues le llamamos Teshimax, claro). En fin, la cena fue agradable, aproveché para integrarme más en el grupo, y comí bastante bien. Por cierto, cada día de clase llevo un obentô que Misato (okaasan) me prepara, y siempre consiste en arroz y algo más. Si entre ese "algo más" hay algo que no me acaba de gustar, no tengo más que ofrecérselo a mis compañeros de clase, que se lo comen sin pudor alguno. Son como el perro que nunca tuve.

Ah!, me gustaría contar algunas cosas curiosas/graciosas/interesantes (omoshiroi, vamos) sobre las clases. En clase de química las gafas son de tamaño estándar japonés, es decir, que acabo con mi narizota hecha polvo. En matemáticas, no tienen sólo el problema de que la letra q y el número 9 se confunden al escribir: ambos carácteres se pronuncian "kyuu"! En inglés no-oral tenemos el típico profesor guay que sólo conoce los topicazos de cada país. Además, me hace pronunciar a mí las palabras, como si yo fuera nativo. Y no es sólo eso: además (va en serio), me preguntó cuántos habitantes hay en España y, en oír la respuesta, dedujo que en España hay 40 millones de personas que hablan inglés español. Le tengo que preguntar si realmente sabe que aquí hay muchos idiomas pero que precisamente el inglés no es uno de ellos, porque realmente parece un poco... Bueno, es igual.

Bueno, el día 7 de septiembre fue mi cumpleños, así que ya tengo 17 años. Fue una suerte que el jueves fuese fiesta, por ser el día de después del festival del deporte, ya que así pudimos invitar a cenar a Mathias y a los Kimoto a casa. Comimos una especie de arroz rojo, cangrejo, fideos picantes, sashimi, un pescado muy majo que el mismo Seisuke pescó... Todo muy rico. Mathias trajo un bizcocho típico austríaco (sinceramente, es igual que el bizcocho de mi madre, y que yo sepa no ha estado nunca en Austria XD), muy bueno, y nos lo zampamos entre todos. Realmente no me puedo quejar por los regalos. Además del dinero que ya había recibido de mi familia antes de partir rumbo a Japón, recibí un libro en japonés para niños de Mathias (sabía que quería uno, y aprovechó para comprármelo), unas galletas riquísimas hechas por su hermana (bueno, su hostsister), un jinbei de los Kimoto, una camiseta y una toalla de los Hanshin Tigers de mi host-family y, finalmente, un set de shodô GUAPÍSIMO del padre de Misato, ojiisan. Realmente lo estoy guardando como si fuese un tesoro. ¡Muchas gracias a todos ellos! Danke Schön! Doumo arigatou gozaimashita!

Finalmente, ayer quedé con Mathias y con Hlin (la chica islandesa) en la estación de Tennôji para ir al festival de la cultura del colegio de Paulina, la chica polaca, el instituto Sumiyoshi. Llegamos allí en tranvía, y nos estaba esperando su host-mother. Llegamos al instituto y nos reencontramos con Paulina. Nos estuvo enseñando el instituto, probamos la comida de todas las paraditas que había, visitamos las tiendas que habían montado (Hlin, Mathias y yo nos compramos un peluche de bol de arroz y un monedero muy friki por 10 yens, a ver si pongo una foto), jugamos y ganamos a aquel juego de pescar bolas, y también hicimos tiro al blanco con gomas de pollo. Fue muy divertido, realmente fue una mañana magnífica. También conocimos a los profesores de inglés, y a otro estudiante europeo (sueco) de nuestra edad, que se estará en Japón durante un año (pagando, eso sí). Siempre hace gracia conocer a extrangeros. Bueno, puedo decir que estoy muy contento de estudiar en el Otemae, ya que, comparándolo con el Sumiyoshi, está más limpio que... Está mucho más limpio y me gusta más, vamos. Por la tarde nos despedimos de Paulina y de Joel (el sueco), y fuimos Hlin, Mathias y yo a dar una vuelta por Tennôji. Subimos a la montaña rusa, paseamos por el parque, charlamos (me encanta todo lo que Hlin nos cuenta sobre Islandia)... ...y bueno, pasamos el rato. A la hora de cenar volvimos todos hacia nuestras respectivas casas. Espero poder volver a ver a Hlin, a Paulina y a Joel, porque son muy muy buena gente, y siempre me lo paso muy bien con ellos.

Bueno, pues hoy tampoco os podréis quejar, ¿eh?

¡Hasta la próxima!

Sergi

08 de setembre, 2006

Fotos!

Mensaje rápido para anunciar que ya se pueden ver algunas fotos en:

http://naniwa.alcalleop.net/main.php

Tengo que poner más del bunkasai y de mi cumpleaños, pero calma, que todavía tengo que explicar los primeros días de clase.

Déu vos guard.